PAE con recursos pero sin fecha por demoras de la Nación: 135.000 niños aún sin alimentación escolar


Aunque el OCAD Caribe aprobó más de $40.000 millones para reanudar el Programa de Alimentación Escolar, el servicio sigue suspendido en 28 municipios del Magdalena. Los niños, que tenían en el PAE su única comida segura del día, continúan esperando que la contratación avance para volver a recibir los alimentos en las aulas.

En las escuelas públicas del Magdalena, la campana del recreo ya no anuncia la fila para el almuerzo. El Programa de Alimentación Escolar, que durante el primer semestre garantizó más de 8 millones de raciones, sigue suspendido desde hace semanas.

El golpe se siente en las aulas: estudiantes que han dejado de asistir porque no aguantan la jornada, otros que se quedan dormidos en el pupitre y padres angustiados porque la comida que recibían sus hijos en el colegio era la única segura del día.

“Mi hijo me pregunta cuándo vuelve la comida, porque aquí a veces no hay desayuno. El PAE era lo que lo mantenía en la escuela”, dice Carmen*, madre de un niño de Algarrobo.

Cinco meses de trámites

La Gobernación del Magdalena asegura que radicó el proyecto para la continuidad del PAE en abril, pero que la aprobación solo se logró cinco meses después, tras múltiples requisitos y subsanaciones exigidas por el Gobierno Nacional.

El jefe de la Oficina de Programas de Alimentación Escolar, Camilo Acosta, lo resumió así: “La tramitomanía del centralismo nos atrasó cinco meses. Si ese tiempo no se hubiera perdido, hoy seguiría sirviéndose comida digna en 626 sedes educativas”.

La situación dejó a 135.000 estudiantes de 28 municipios no certificados sin servicio en el segundo semestre.

Recursos aprobados, pero el servicio no arranca

Con la aprobación de $40.356 millones del Sistema General de Regalías, el programa tiene garantizada su financiación para lo que resta del año. Sin embargo, el servicio no podrá reanudarse de inmediato: ahora corresponde adelantar el proceso de contratación pública para seleccionar al operador que ejecutará el programa.

“Es una carrera contra el tiempo”, admitió un funcionario de la Gobernación. “Queremos que los alimentos lleguen rápido, pero la ley exige una licitación y eso toma semanas”.

Consecuencias en las aulas

En municipios como Fundación, Pijiño del Carmen o Zapayán, la suspensión del PAE ya impacta el rendimiento escolar.

“La asistencia bajó desde que se acabó el programa. Hay niños que prefieren no venir porque no tienen con qué aguantar el día”, explica Clara Sánchez, docente en San Zenón.

Organizaciones sociales advierten que el retraso pone en riesgo la salud y el desarrollo de miles de niños en uno de los departamentos con mayores índices de pobreza.

Hambre que no espera

Aunque la aprobación de recursos fue un avance, la realidad en las escuelas sigue siendo la misma: pupitres ocupados por niños que esperan un plato de comida que aún no llega.

“El dinero ya está, pero aquí seguimos esperando. Los trámites pueden esperar, el hambre no”, dice un rector en El Banco.

En el Magdalena, el PAE pasó de ser un derecho garantizado a un servicio suspendido por la burocracia. Y los más afectados siguen siendo los mismos: los niños más pobres del departamento.


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