Padres denuncian abuso sexual a 12 menores en jardín infantil


La comunidad de un barrio del sur de Bogotá vive días de rabia e impotencia. Padres aseguran que al menos doce niños habrían sido víctimas de abuso sexual en el Jardín Canadá Sede F. La falta de respuestas y la liberación del presunto agresor han desatado una ola de indignación.

El silencio del Jardín Canadá Sede F en Villa Javier pesa más que nunca. En lugar del bullicio habitual de risas infantiles, el ambiente está cargado de indignación, miedo y lágrimas. En este jardín infantil, ubicado en la localidad de San Cristóbal, en Bogotá al menos doce menores habrían sido víctimas de abuso sexual.

Siete casos ya han sido confirmados por Medicina Legal. El presunto responsable: un docente que, pese a las denuncias, está en libertad.

La pesadilla comenzó a visibilizarse entre el 28 de abril y el 2 de mayo, cuando padres angustiados comenzaron a notar comportamientos extraños en sus hijos. Las preguntas, primero se convirtieron pronto en un grito colectivo: “¿Qué está pasando dentro del jardín?”. Lo que siguió fue una avalancha de denuncias, marchas, bloqueos y una comunidad que, entre el dolor y la rabia, exige justicia.

“Nadie nos dio la cara. Nos dijeron que podía ser una confusión, pero mientras tanto los niños siguen contando lo que vivieron”, relató una madre frente a la entrada del plantel, custodiado ahora por policías y resguardado por el hermetismo de sus directivas.

El nombre de Freddy Castellano, señalado por vecinos y padres como el presunto abusador, circula en afiches pegados en muros, postes y ventanas.

En ellos se le llama “pedófilo”, una palabra tan dura como los testimonios que la sustentan. La comunidad asegura que lo retuvieron y lo entregaron a las autoridades. Sin embargo, la indignación creció al saber que fue liberado horas después.

La confianza en las instituciones se ha fracturado. Padres reclaman que el jardín no brindó información oportuna ni apoyo psicológico a las familias. “Nos sentimos solos, como si esto no importara”, dijo una tía de una menor afectada.

La concejala Heidy Sánchez Barreto fue una de las pocas voces oficiales que reaccionó con contundencia. “Lo que ha ocurrido en Villa Javier no puede quedar impune. Necesitamos una respuesta inmediata y efectiva del Estado”, escribió en sus redes sociales, sumándose al clamor de un barrio que no está dispuesto a callar.

En las calles, las protestas han bloqueado importantes vías del sur de la ciudad. Los carteles, las arengas y el rostro de Castellano expuesto al escarnio público dan cuenta de una comunidad dispuesta a luchar hasta que se esclarezca la verdad.

“Hoy fueron nuestros hijos, mañana puede ser cualquier niño”, repiten una y otra vez las madres que se organizan en redes, que marchan, que lloran.

En Villa Javier ya nada es igual. El daño está hecho. Los padres aseguran que no descansarán hasta que haya justicia.


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