Obras son amores: Pinedo arranca la transformación de Santa Marta desde los barrios


Con 85 proyectos en marcha, el mandatario inició la intervención de la ciudad, atacando problemas históricos de vías, alcantarillado y espacios comunitarios que por décadas esperaban solución.

En Santa Marta, los barrios han cargado durante años con el peso del abandono, las calles polvorientas, los rebosamientos de aguas negras y la falta de espacios dignos han sido parte del día a día. Esa deuda comenzó a saldarse con el arranque de 85 obras distribuidas en las tres localidades, un anuncio que el alcalde Carlos Pinedo Cuello convirtió en realidad con la puesta en marcha de las primeras ocho intervenciones.

La estrategia tiene dos frentes: el programa “Transformando Mi Barrio”, con 26 proyectos de pavimentación e infraestructura, y “Obras Barriales”, con 59 convenios firmados directamente con las Juntas de Acción Comunal.

En total, más de 6.500 metros lineales de vías, reposición de redes, placas huellas y remodelaciones de espacios comunitarios que buscan mejorar la calidad de vida de miles de samarios.

El primer paso fue en Taganga, donde por fin se atendió un reclamo de más de 20 años. Allí, la administración arrancó la pavimentación de 600 metros lineales de la calle 18, con alcantarillado y canal de desagüe incluidos. La inversión supera los 1.800 millones de pesos y promete poner fin a las inundaciones que por años afectaron a los vecinos.

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El turno también llegó al barrio La Esperanza, con 164 metros de vía en concreto rígido; a Santa Cruz, donde se construyen 186 metros más; y a Las Malvinas, que recibirá un kilómetro de pavimento nuevo y reposición de redes con una inversión cercana a los 3.700 millones. Obras que, según el propio Pinedo, están diseñadas para durar más de dos décadas.

En paralelo, el programa “Obras Barriales” empezó a marcar huella en sectores donde la voz de las comunidades rara vez había tenido eco. En San Pablo, la Casa Comunal comenzó a ser remodelada; en Altos de Chimila, se instalan 110 metros de tubería de alcantarillado que beneficiarán a mil personas; en Timayuí I, se construyen 300 metros de pavimento; y en Dumaruka (Taganga), avanza una placa huella de 155 metros que impactará a 2.000 habitantes.

Una inversión millonaria
Las cifras son contundentes: más de 6.000 millones de pesos en inversión inicial, cientos de empleos generados y un impacto directo en miles de familias que, después de décadas de espera, ven cómo sus calles empiezan a cambiar.

“Esto no son promesas, son obras reales”, ha repetido el alcalde Pinedo en cada recorrido. Con esas palabras, envía un mensaje claro: el cambio en Santa Marta no comienza en los grandes proyectos de vitrina, sino en las calles olvidadas donde la gente vive y reclama dignidad.

Porque en una ciudad que cumplió sus 500 años de historia, los barrios también reclaman su lugar en el presente. Y ahora, con cemento fresco, alcantarillados nuevos y casas comunales remodeladas, esa transformación empieza a tomar forma.


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