
No soportó la tristeza: murió la madre del joven pesista asesinado en ataque sicarial
Falleció tras un deterioro en su salud que se habría acelerado al conocer la trágica muerte de su hijo, el campeón nacional de pesas asesinado por sicarios en Pereira. La familia queda marcada por una doble tragedia.
Sandra Bolívar no resistió el golpe. Días después de que su hijo, el pesista colombiano Juan Esteban Peña, fuera asesinado a tiros en una calle de Pereira, ella también murió. La causa no fue un ataque armado, pero sí otro tipo de embestida letal: la tristeza.
Tenía 52 años y ya lidiaba con quebrantos de salud. Pero fue la noticia del crimen lo que, según sus allegados, terminó de derrumbarla. Desde el día en que sicarios acabaron con la vida de su hijo, no volvió a ser la misma. Se sumió en una profunda depresión. No hablaba, no comía, no reaccionaba. El duelo se le convirtió en una enfermedad terminal.
Juan Esteban, de 22 años, era una de las promesas más destacadas del levantamiento de pesas en Colombia. Campeón nacional y suramericano, miembro de la Selección Colombia desde 2020, era respetado por su talento y admirado por su historia de lucha. El día de su asesinato trabajaba como mototaxista para ayudar con los gastos médicos de su madre. Fue atacado cuando conducía por la Avenida Sur de Pereira, en compañía de un pasajero que resultó herido. Todo quedó registrado en una cámara de seguridad.
Doble dolor familiar
La familia no había terminado de enterrar a Juan Esteban cuando recibió el segundo golpe. Sandra, su madre, murió rodeada de los suyos, pero devastada. No hubo palabras de consuelo que le bastaran. El dolor fue más fuerte que su cuerpo ya enfermo.
El doble drama ha conmocionado a la comunidad deportiva y al país. La Liga de Pesas del Meta, donde Juan Esteban dio sus primeros pasos, emitió un mensaje de despedida lleno de dolor y orgullo.
“Perdimos a un guerrero. Su madre fue su guía, su fuerza. Hoy se han ido los dos”.
El Meta, Risaralda y todo el deporte colombiano sienten la pérdida. La historia de esta familia, unida por el esfuerzo y la esperanza, termina rota por la violencia. Una madre que vivía por su hijo, un hijo que luchaba por su madre… y un país que sigue contando víctimas no solo por las balas, sino por el vacío que dejan.
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