No limpió, pero si ensució: operario de Atesa fue captado en cámara haciendo sus necesidades en la calle


El video causó gracias, pero al propietario del establecimiento le molestó el hecho de encontrar sucio su lugar de trabajo.

La escena ocurrió sin pudor, sin prisa y sin que nadie alrededor notara lo que estaba pasando. A plena luz del día, en la Avenida de la Universidad, un trabajador de Atesa aprovechó un costado de un establecimiento comercial para hacer sus necesidades fisiológicas como si se tratara del baño de su casa. Lo que no previó fue que una cámara de seguridad registraba cada movimiento.

El video —que ya circula entre comerciantes y vecinos— muestra al hombre caminando con absoluta tranquilidad. Se detiene junto a la pared del negocio, mira a su alrededor y, sin titubeos, se baja los pantalones. Lo que sigue ocurre en pocos segundos: realiza la acción, se incorpora y se marcha como si nada. Ni una mirada atrás. Sin ni siquiera limpiarse.

A pocos metros, un empleado cerraba las puertas del establecimiento sin imaginar que tenía un “vecino improvisado” al lado. La cámara lo captó todo… o casi. Para la suerte del implicado, su rostro quedó en un punto ciego, evitando que fuera identificado y dejando a los afectados con más preguntas que respuestas.

Esa zona del corredor universitario está llena de negocios con baños disponibles, lo que para comerciantes y residentes hace aún más inexplicable la escena. “Hermano, aquí hay restaurantes, papelerías, cafés… cualquiera presta el baño”, comentó uno de los dueños de locales, molesto por la falta de respeto y el mal ejemplo en un sector concurrido por estudiantes.

El hecho, más allá del impacto visual, despertó reacciones de todo tipo. Hay quienes lo consideran una falta de civismo elemental. Otros, en cambio, lo ven como un episodio incómodo pero humano, esas situaciones extremas que a cualquiera le pueden pasar en el peor momento y en el peor lugar.

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Pero la mayoría coincide en algo: la calle no es un sanitario, menos en pleno día y frente a un negocio. Y aunque la necesidad a veces aprieta sin aviso, lo que quedó grabado no solo es una escena vergonzosa, sino que envía un mensaje respecto de que la urgencia no justifica cruzar ciertos límites.


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