El cura Ordóñez manifestó que su compañero se ha convertido en un peligro para la corporación.
Una vez más, el Concejo de Santa Marta se convierte en escenario de confrontaciones y ofensas que ponen en tela de juicio la ética de sus miembros. En un reciente debate, el concejal José Alfredo Ordóñez, ex sacerdote, acusó a su compañero Miguel Martínez de ser un peligro para la corporación.
«No le recibo más una empanada que trae porque nos puede envenenar», declaró Ordóñez en medio de su intervención, criticando el lenguaje y las acusaciones de Martínez hacia otros concejales con los que no comparte opiniones.
Martínez, visiblemente molesto, interrumpió la intervención para exigir respeto: «No puedo permitir que me falten el respeto y digan que voy a asesinar a mis compañeros. Esto es insólito», respondió.
En su defensa, Martínez subrayó que Ordóñez, como ex sacerdote, debería promover valores como la vida y el amor, en lugar de fomentar la hipocresía y la corrupción.
La disputa continuó cuando Ordóñez, retomando la palabra, instó a Martínez a no insultar a Santa Marta con expresiones vulgares. «Santa Marta merece respeto. Ya basta de tanta mierd@ que tiras en la corporación para adquirir fama en redes», exclamó.
El concejal Ordóñez lamentó que este tipo de comportamientos lleve a la ciudadanía a calificar al Concejo como un circo. Según el concejal, cada día el Concejo de Santa Marta es más conocido por sus peleas y espectáculos mediáticos que por su labor de control político.
Las constantes confrontaciones y ofensas entre los miembros del Concejo de Santa Marta no solo dañan la imagen de la corporación, sino que también desvían la atención de los asuntos verdaderamente importantes para la comunidad. Mientras continúan las disputas, los ciudadanos se preguntan cuándo volverán a ver a sus representantes trabajando en beneficio del pueblo y no enfrascados en luchas internas.