El joven conocido como “Pachorro”, se convirtió en la cuarta víctima mortal en menos de 48 horas en Santa Marta. Fue asesinado de varios disparos mientras caminaba por las mismas calles donde creció y donde la droga le cambió el rumbo de la vida.

Era conocido por muchos en los barrios Tayrona y El Paraíso. Le decían Pachorro. Lo veían a diario caminando sin rumbo o sentado en algún andén. No hacía daño a nadie, aseguran los vecinos, pero muchos sabían que tenía problemas con las drogas.

Brayan Orozco tenía solo 20 años. Su vida fue un ir y venir entre intentos de recuperarse y recaídas. Había cometido errores, algunos lo consideraban un muchacho perdido; otros, simplemente, un joven más que no tuvo oportunidad de salir del entorno que lo consumió.

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Este sábado, su historia terminó en el mismo lugar donde comenzó. A plena luz del día, mientras caminaba por una de las calles que solía recorrer, un hombre que se movilizaba en moto se le acercó y le disparó varias veces. El sicario se aseguró de que no se levantara.

Brayan murió en el suelo de siempre. En las calles donde jugó de niño, donde cayó en las drogas y donde terminó su vida. Nadie se acercó a auxiliarlo. Nadie lo lloró. Quedó tendido en el pavimento, solo, como muchas veces se le vio.

Vecinos dicen que su muerte podría estar relacionada con una supuesta “limpieza social” en la zona. “Por algunos comportamientos indebidos”, murmuran. Las autoridades no confirman esa versión y solo aseguran que avanzan en la investigación para esclarecer el crimen.

Con su asesinato, ya son cuatro las muertes violentas registradas en menos de 48 horas en Santa Marta. Una cifra que refleja la preocupante ola de homicidios que golpea nuevamente a la ciudad, mientras muchas vidas, como la de Pachorro, se apagan sin dejar rastro, ni duelo, ni justicia.