Lo que comenzó como un día de paseo y alegría para la familia Utima Mejía terminó en una tragedia irreparable. Celeste, una niña de seis años, murió al recibir una descarga eléctrica cuando regresaba de Playa Salguero, en Santa Marta.

Este jueves festivo, la familia Utima Mejía decidió pasar un día de descanso en Playa Dormida, un plan para compartir, reír y disfrutar del mar. Entre los asistentes estaba Celeste, la más pequeña del grupo, una niña de apenas seis años, conocida por su carácter alegre y amoroso. Durante la jornada, jugó en la arena, corrió junto a sus primos y fue el centro de atención de todos.

“Estaba feliz, no dejaba de reír”, contó un familiar aún con la voz quebrada. “Nunca pensamos que ese sería su último día”.

El instante fatal

Al caer la tarde, el grupo emprendió el camino de regreso a casa. Nadie imaginó que el trayecto estaría marcado por la tragedia. Según la versión entregada por la familia, en un punto del recorrido, Celeste tuvo contacto con un cable energizado. La descarga fue tan fuerte que la dejó inconsciente de inmediato.

En medio del caos y los gritos de desesperación, sus padres la tomaron en brazos y, aferrados a la esperanza de un milagro, corrieron a buscar ayuda. La trasladaron hasta un centro asistencial en el barrio de La Paz, pero allí los médicos solo confirmaron lo que nadie quería escuchar: la niña había muerto de forma instantánea.

Dolor y desconcierto

La noticia dejó a la familia sumida en el dolor y la incredulidad. “No entendemos cómo algo así puede pasar. Un cable no debería estar al alcance de nadie, menos de un niño”, expresó entre lágrimas un vecino de la menor.

En la casa, el silencio pesa más que nunca. Los juguetes permanecen intactos, la cama sin desorden y la risa que solía llenar el lugar ya no está. “Ella era nuestro motor, no sabemos cómo seguir sin verla correr por aquí”, dijo un familiar, quien la describió como “una niña dulce, amorosa y llena de vida”.

Los familiares exigen que las autoridades investiguen por qué había un cable energizado expuesto, un riesgo mortal que truncó la vida de Celeste y que podría poner en peligro a otros.

Mientras esperan respuestas, la familia Utima Mejía enfrenta el duelo más duro: despedir a su hija en circunstancias tan crueles.