
Murió doña Raquel, la madre que puso su cuerpo para proteger a hijo de un sicario
El hijo hacia quien iba dirigido el ataque logró sobrevivir del ataque a pesar del estado crítico en que quedó. Autoridades confirmaron que él era el blanco del ataque.
El atentado iba dirigido a Julio Piña, pero fue su madre quien terminó recibiendo el disparo más letal. Falleció en la noche, tras intentar salvar la vida de quien ella misma había traído al mundo.
Raquel Charris no dudó. Ni un segundo. Cuando vio que un hombre armado se aproximaba con la intención clara de matar a su hijo Julio Piña, ella no pensó en su integridad, no midió el peligro, no calculó las consecuencias. Se interpuso entre el arma y su hijo, con su propio cuerpo como escudo. La bala le atravesó el abdomen.
El atentado ocurrió la tarde del jueves afuera de una casa del barrio Las Palmas del corregimiento de Orihueca, Zona Bananera. La escena fue desgarradora. Julio, a pesar del intento de su madre, no salió ileso: recibió impactos en una pierna y en la cabeza. Cayó al suelo sangrando, sin poder respirar, sin saber aún que su madre estaba agonizando. Entre jadeos, alcanzó a preguntar con desesperación: “¿Mamá, estás bien?”.
Raquel fue la primera en ser llevada al centro asistencial. Aunque los médicos hicieron todo lo posible, su cuerpo no resistió. Murió en horas de la noche, dejando tras de sí una imagen que pocos olvidarán: la de una madre que murió por amor, por instinto, por no permitir que le arrebataran lo más valioso que tenía.
Julio, por su parte, fue reportado en estado crítico y en un primer momento se temió lo peor. Algunos incluso aseguraron que había fallecido. Pero los médicos lograron estabilizarlo. Sigue vivo, con pronóstico reservado, pero consciente de que su madre dio la vida para salvar la suya.
Las autoridades confirmaron que el atentado iba dirigido contra Julio Piña, aunque aún no se han establecido los móviles ni se ha identificado al sicario que huyó del lugar. Lo único claro hasta ahora es que en esa calle de Orihueca se escribió una historia de dolor, pero también de un amor de una madre que no brinda traición, como escrito dice.
Raquel Charris murió como solo mueren las madres que aman sin medida: entregándolo todo.
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