Aunque estaban reunidas en plan de amistad, la fiesta terminó en golpes, jalones de pelo y gritos ante la mirada complaciente de los hombres que las acompañaban.

Una noche de tragos, celos y viejas rencillas terminó en una violenta riña entre dos mujeres en un parqueadero de la avenida del Ferrocarril, en Santa Marta.

Ya estaba amaneciendo cuando empezaron los insultos. Nadie se imaginó que la reunión, que comenzó como una casual noche de amigos bebiendo y riendo, iba a terminar en un brutal enfrentamiento entre dos mujeres. O quizás sí lo imaginaban, porque al parecer el problema venía de tiempo atrás… y tenía nombre de hombre.

Ocurrió en un parqueadero a pocos metros del sector de La Lucha, en plena avenida del Ferrocarril, cuando la madrugada ya había avanzado y el licor había hecho su efecto.

Entre cervezas, tragos y miradas cruzadas, las palabras pasaron a los empujones y luego a los puños. Las dos mujeres se fueron encima sin contemplación, jalándose el cabello, gritando y golpeándose con furia, como si el resto del mundo se hubiera esfumado.

Pero no estaban solas. Alrededor, los hombres que las acompañaban no solo no intervinieron para detener la pelea, sino que alentaban el enfrentamiento, y se burlaban, como si se tratara de una escena montada para su entretenimiento.

Cuando por fin se separaron, ambas estaban heridas: golpes visibles en el rostro, arañazos, ropa rasgada y la dignidad hecha trizas.

El alcohol se evaporó de golpe con la adrenalina del conflicto, dejando en su lugar el amargo sabor del ridículo y una resaca que, más allá de la física, será difícil de superar.

Lo que comenzó como una noche de fiesta terminó siendo una triste postal de violencia, celos y falta de respeto, no solo entre las protagonistas, sino también entre quienes, en vez de detener la agresión, la aplaudieron.