En medio de una crisis por problemas económicos, un motociclista intentó acabar con su vida, pero fue detenido por la intervención de ciudadanos que le ofrecieron palabras de aliento.

El puente del 11 de Noviembre en Santa Marta se convirtió en el escenario de un drama humano que estuvo a punto de culminar en tragedia. Un hombre llegó al lugar con su motocicleta, estacionó en la orilla del puente y, en un acto de desesperación, se aproximó al borde con una mirada perdida, mientras su mente se desbordaba de pensamientos negativos. 

Las dificultades económicas, una carga que lo agobiaba, habían minado su esperanza, llevándolo a pensar que la única salida posible era poner fin a su vida.

Sin embargo, su desesperación no pasó desapercibida. Varios transeúntes que pasaban por la zona se percataron de la situación y, sin pensarlo dos veces, se acercaron al hombre con la intención de evitar lo que parecía un desenlace irreversible. 

A través de palabras de aliento, lo animaron a reflexionar, recordándole que la vida siempre tiene solución, por difícil que parezca la situación. «No todo está perdido», le decían, mientras le instaban a entregarse a Dios y pensar en un futuro diferente.

Gracias a la intervención oportuna de estas personas, que ofrecieron consuelo y comprensión en un momento de total desesperación, el hombre accedió a escuchar sus palabras. 

Con el apoyo de quienes lo rodeaban, dio un paso atrás y desistió de la fatal decisión que, en ese instante, parecía ser su única opción.