Lo atacaron a tiros cuando conversaba con conocidos en una llantería. Los sicarios huyeron sin dejar rastro. Las autoridades investigan un posible ajuste de cuentas.

El cuerpo de Víctor Torres quedó tendido sobre su motocicleta, con un disparo en la cabeza y sin que nadie pudiera hacer nada por salvarle la vida.

Fue atacado a quemarropa por sicarios en moto mientras conversaba con amigos en una llantería, en plena vía pública del barrio Luis R Calvo de Santa Marta.

Eran cerca de las 2:50 de la tarde de este miércoles cuando una motocicleta con dos hombres se detuvo apenas unos segundos. El parrillero descendió, disparó sin titubeos, y se marcharon con la misma rapidez con la que llegaron. Víctor, de tan solo 24 años, cayó sin poder defenderse. La escena fue tan fugaz como brutal.

La ciudad, que había vivido días de aparente calma, volvió a estremecerse con la violencia. Esta vez, la víctima fue un joven que, según relataron testigos, se ganaba la vida como mototaxista.

No portaba armas, no ofreció resistencia, no tuvo oportunidad. Su familia llegó minutos después, deshecha en llanto, sin consuelo ante la pérdida repentina.

“¿Qué hizo Víctor?”, se preguntan ahora vecinos y allegados. Las autoridades tampoco tienen respuestas claras.

El crimen podría estar relacionado con un ajuste de cuentas, aunque esa, por ahora, es solo una hipótesis. Nadie fue capturado. Nadie vio hacia dónde huyeron.

La historia de Víctor es una más en la larga lista de vidas arrebatadas en Santa Marta. Una muerte que duele, que indigna en especial a la familia que perdió de forma trágica a uno de sus miembros.