Carlos Polo, el creador de contenido   en silla de ruedas que sobrevivió a 12 disparos en 2023, fue asesinado junto a su hermano en Zona Bananera. La comunidad aún no entiende por qué lo mataron.

Carlos Alfonso Polo Herrera no era un desconocido para los habitantes de Tucurinca, corregimiento del municipio Zona Bananera, en el Magdalena y sus alrededores. Su historia había recorrido medios y redes sociales luego de que, en 2023, sobreviviera milagrosamente a un atentado criminal en el que recibió siete disparos. Aquel ataque lo dejó en silla de ruedas, pero no le arrebató las ganas de vivir.

Desde entonces, Carlos decidió transformar el dolor en fuerza. Se dedicó a practicar tiro al arco y a producir contenido motivacional en redes sociales, donde compartía su día a día, mostraba cómo superaba las adversidades físicas y daba mensajes de fe. Algunos de sus videos superaron los dos millones de reproducciones.

Vivía en condiciones vulnerables, pero eso no le impidió ganarse el cariño de la comunidad y convertirse en un símbolo de esperanza para muchos, especialmente para las personas con discapacidad que veían en él un referente.

Una vida truncada a balazos

Pero el sábado por la noche, todo cambió. Carlos Polo y su hermano, Luis Henrique, fueron asesinados a sangre fría. Según testigos, dos hombres armados en moto llegaron hasta un establecimiento del pueblo preguntando por alguien. Al no encontrarlo, se dirigieron a la vivienda de los hermanos, donde abrieron fuego indiscriminadamente.

Carlos y Luis recibieron más de cinco disparos cada uno. Murieron en el acto. Su madre, que se encontraba en el lugar, resultó levemente herida por la balacera.

Los agresores huyeron sin dificultad. La escena dejó consternada a la comunidad. Nadie se explica por qué asesinaron a Carlos, quien ese mismo día había compartido un mensaje de agradecimiento a Dios y a sus seguidores por el crecimiento de sus plataformas digitales.

La indignación de una comunidad

El crimen ha generado repudio en todo el municipio y especialmente entre la población discapacitada, que veía en Carlos un símbolo de superación. Su historia, de víctima de la violencia a voz de resiliencia, conmovió a miles.

La comunidad aún exige respuestas. ¿Por qué mataron a Carlos? ¿A quién buscaban realmente? ¿Por qué no hubo forma de protegerlo después de haber sobrevivido a un primer atentado?

Lo cierto es que Tucurinca no solo perdió a dos hermanos, sino también a un ejemplo viviente de que la esperanza podía más que las balas… hasta que le volvieron a disparar.