
Madre presionada por cobradiarios tomó veneno con su hijo y murieron
Las autoridades investigan la muerte de Susana Elizabeth Ruano y su hijo de siete años, hallados sin vida dentro de su vivienda en Guatemala. Vecinos aseguran que la joven madre era hostigada por prestamistas ilegales que la asfixiaban con una deuda impagable.
Susana Elizabeth Ruano, de 25 años, y su pequeño hijo Jonatan Alexander, de siete, fueron encontrados sin vida dentro de su casa en el barrio “La Federal”, en el municipio de Atescatempa, que está en el departamento de Jutiapa, Guatemala.
Nadie podía creerlo al principio. Era una joven trabajadora, discreta, de esas que rara vez se metían en problemas. Pero detrás de su silencio, se escondía una historia de angustia, miedo y presión constante.
Según los primeros reportes, Susana había caído en manos de cobradiarios, prestamistas informales que operan al margen de la ley y cobran intereses diarios imposibles de cubrir. Lo que comenzó como una ayuda para salir del paso, se convirtió en una trampa sin salida.
“Ella no tenía cómo pagarles. Estaba desesperada. La estaban asfixiando”, contó una vecina.
Una deuda que se volvió tormento
De acuerdo con la investigación preliminar de la Policía y la Fiscalía, la joven madre habría recurrido a un préstamo informal para cubrir gastos básicos de su hogar. Los cobradores, conocidos comenzaron a presionarla cuando los pagos se retrasaron.
Los testigos aseguran que en los últimos días Susana vivía atemorizada, recibiendo constantes llamadas, visitas y amenazas veladas.
“No dormía bien, decía que no sabía qué hacer. Tenía miedo”, comentó otro habitante del sector.
Todo apunta a que, acorralada por no poder pagar, habría ingerido un producto tóxico junto a su hijo, en un acto que refleja más la rendición ante un sistema abusivo que una decisión voluntaria.
La violencia del cobro ilegal
El caso ha causado indignación entre los vecinos y autoridades locales, que advierten del creciente fenómeno del préstamo ilegal en la región. Los cobradiarios —o “gota a gota”, como se les conoce— ofrecen dinero rápido, pero sus intereses son tan altos que en pocos días la deuda se multiplica y el acoso se vuelve insoportable.
“Este no es un hecho aislado. Muchos aquí están igual, con miedo, escondiéndose de los cobradores”, denunció un líder comunitario.
La Fiscalía ya investiga si los prestamistas que hostigaban a Susana pueden ser judicializados por presión indebida y hostigamiento, delitos contemplados en el Código Penal cuando se ejerce violencia o intimidación para el cobro de dinero.
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