En cuestión de segundos, tres vidas se apagaron en una curva de asfalto y dolor. Una madre, su hijo adolescente y su pequeño sobrino murieron luego de que la motocicleta en la que se desplazaban chocara contra una volqueta en la vía Turbo–Apartadó.

Este 16 de julio, mientras miles de devotos rendían homenaje a la Virgen del Carmen, Maribel Mejía, su hijo Tomás y el pequeño Emiliano se desplazaban por la variante del corregimiento de Currulao, en la concurrida vía que une a Turbo con Apartadó.

En la noche, la devoción y la celebración en las calles contrastaban con la oscuridad de una tragedia que estaba a punto de ocurrir. En circunstancias aún no esclarecidas, la motocicleta en la que iban los tres familiares impactó violentamente contra una volqueta. El golpe fue brutal. No hubo margen para el auxilio.

Los tres fallecieron en el lugar. La escena congeló la vida de los testigos y paralizó por momentos el tráfico. En minutos, la vía se llenó de curiosos, policías y gritos de dolor. Urabá no tardó en enterarse: una madre, su hijo y su sobrino habían muerto juntos.

Tres vidas, una familia destruida

Maribel Mejía era conocida en Carepa por su calidez. Su hijo Tomás, de apenas 19 años, había comenzado a abrirse camino en la vida, con sueños por cumplir. Emiliano, un niño de solo 8 años, era el sobrino consentido, el más pequeño de una familia ahora devastada. Los tres partieron sin aviso, dejando un vacío imposible de dimensionar.

Para Augusto Meneses, esposo de Maribel y padre de Tomás, la noticia llegó como un golpe certero. Reconocido cerrajero en Carepa y recientemente radicado en Medellín, recibió la llamada que ningún ser humano espera. Su familia ya no volvería. El regreso que habían planeado para reencontrarse en los próximos días, nunca se dará.

¿Imprudencia o fatalidad?

Aunque las autoridades aún no confirman las causas del accidente, versiones preliminares señalan que pudo tratarse de una imprudencia del conductor de la moto. Lo cierto es que el choque ocurrió en un tramo conocido por su tráfico denso, más aún en jornadas religiosas como la del Día de la Virgen del Carmen.

“Eran personas muy queridas. Esto es algo que uno no puede procesar”, dijo un vecino de la familia Meneses Mejía.