
Los rostros del golpe fallido: quiénes eran los siete delincuentes que intentaron robar el Banco de la República en Santa Marta
Venían de Cartagena y Barranquilla con una cadena de delitos a cuestas. Uno de ellos, alias ‘Cabe’, había salido de la cárcel hace apenas unos meses. Todos formaban parte de una peligrosa estructura criminal que planeó durante meses un robo millonario que terminó en fracaso.
La noche del 1 de octubre de 2025, Santa Marta fue escenario de un operativo que frenó lo que pudo ser el golpe más grande a una empresa de valores en su historia reciente. Siete hombres, armados, con experiencia criminal y antecedentes que iban desde el homicidio hasta el hurto agravado, intentaron asaltar la empresa Brinks, dentro de las instalaciones del Banco de la República.
El plan fue concebido como una operación quirúrgica: meses de preparación, un vehículo modificado para simular uno de transporte de valores y contactos internos que supuestamente les darían acceso sin levantar sospechas. Pero todo se vino abajo por un error de cálculo y una reacción rápida de los guardias y la Policía.

Más allá del intento frustrado, lo que genera alarma es quiénes estaban detrás de esta intentona: un grupo de delincuentes que han marcado su prontuario en diferentes ciudades de la región.
Alias ‘Cabe’, el cerebro del golpe
El más conocido de los capturados es alias Cabe. Había salido recientemente de la cárcel de Cartagena, donde cumplía condena por concierto para delinquir y porte ilegal de armas. Según fuentes de la Policía, era el encargado de coordinar los movimientos, conseguir información privilegiada de la empresa de valores y liderar la logística del asalto.
“Este sujeto no solo tenía contactos dentro de la empresa, también experiencia en este tipo de delitos. Era el que movía las fichas”, aseguró el teniente coronel Julio Alexander Beltrán, comandante (e) de la Policía Metropolitana de Santa Marta.
Alias Cabe buscaba su redención en el mundo criminal con un golpe histórico: un robo millonario que lo devolvería a la cima en el bajo mundo. Pero terminó esposado en el centro de la ciudad, mientras su plan se desmoronaba.
Los sicarios y hombres de confianza
Junto a él fueron capturados otros seis sujetos. Tres de ellos tenían antecedentes por homicidio y estaban vinculados a casos de sicariato en Barranquilla y Cartagena. Eran los encargados de brindar protección armada al líder, cubrir la fuga y, en caso de resistencia, intimidar al personal de seguridad.
Otro de los integrantes estaba especializado en falsificación de documentos y había participado en robos a residencias en la Costa Caribe. Fue quien colaboró en la modificación del vehículo que terminó siendo el principal recurso de la estrategia criminal.
“Era un grupo donde cada uno cumplía un rol definido. No eran delincuentes improvisados, sino hombres con experiencia y antecedentes graves”, dijo un investigador de la SIJIN.
El vehículo fantasma
Uno de los elementos más llamativos del plan fue el vehículo que pretendían usar para ingresar a las instalaciones de Brinks. Se trataba de un carro modificado para simular ser uno de transporte oficial, con logos y características externas que buscaban engañar a los guardias.
Ese vehículo, junto con una camioneta Nissan Frontier, fue incautado durante el operativo. Su sola presencia revela el nivel de sofisticación con el que la banda criminal intentó ejecutar el plan.
Sin embargo, un pequeño detalle en la entrada, un desajuste en el tiempo de llegada y la desconfianza de los guardias fueron suficientes para que todo se derrumbara.

La caída en El Jardín
Cuatro de los delincuentes fueron reducidos dentro del banco. Los otros tres intentaron escapar y huyeron hacia el barrio El Jardín, donde la Policía montó un segundo cerco. Allí, entre calles estrechas y la sorpresa de los vecinos, fueron interceptados y capturados.
“Se escucharon patrullas, sirenas, corridas. Al principio pensamos que era un enfrentamiento, pero luego vimos que se llevaban a varios hombres esposados. Fue aterrador”, contó un residente de la zona.
Los siete capturados presentan antecedentes por homicidio, porte ilegal de armas, hurto agravado, concierto para delinquir y lesiones personales. Sus nombres ya aparecían en expedientes judiciales de la Fiscalía en la Costa Caribe.
Para las autoridades, este intento de hurto muestra que la banda criminal no actuaba de manera improvisada, sino como parte de una cadena de delitos que ya había dejado víctimas en otras ciudades.
“Querían dar un golpe mediático, de alto impacto. Pero el error en la ejecución los puso en evidencia y permitió a la Policía reaccionar”, sostuvo una fuente de inteligencia.
Santa Marta, un nuevo blanco
El caso también revela cómo Santa Marta se ha convertido en objetivo de estructuras criminales que vienen de fuera. La concentración de recursos, el crecimiento del comercio y el turismo, y la presencia del puerto la han hecho atractiva para este tipo de operaciones criminales.
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Que el cabecilla proviniera de Cartagena y que sus hombres vinieran de Barranquilla demuestra que la ciudad es parte de una red criminal mayor de interés.
El intento de robo dejó más preguntas que certezas. ¿Cuánto sabían realmente de la operación interna de Brinks? ¿Quiénes eran los contactos que facilitaron información? Y, sobre todo, ¿qué habrían hecho con el botín si hubieran tenido éxito?
Lo cierto es que alias Cabe y sus hombres vieron truncado su plan. Lo que iba a ser su gran regreso al bajo mundo, se convirtió en una captura que los devolverá a prisión.

Santa Marta estuvo a minutos de un golpe histórico, pero terminó siendo escenario de la caída de una banda criminal que creyó poder engañar a todos con un carro pintado de Brinks.
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