Una noche de tragos entre amigos terminó en tragedia en Santa Marta, cuando una discusión por el pago de una cuenta derivó en la muerte violenta de un joven barbero. El agresor, también herido, fue capturado por la Policía.

El exceso de alcohol y la falta de tolerancia cobraron la vida de Ever Gamero Escorcia, un joven de 28 años, conocido por su oficio como barbero y por su espíritu alegre, quien fue asesinado por un amigo en medio de una riña absurdapor $2.000.

La fiesta había concluido en los estaderos del sector al terminar el horario permitido. Sin embargo, Ever decidió continuar la celebración en un amanecedero del barrio Divino Niño, al sur de Santa Marta. Allí se encontró con otros conocidos, entre ellos Esneider, el que sería minutos después su agresor.

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Todo marchaba como de costumbre, hasta que llegó el momento de pagar la cuenta. Al recoger el dinero sobre la mesa, surgió una diferencia. La suma de $2.000 que uno de ellos se negaba a poner fue el detonante de una discusión que pasó rápidamente de los insultos y empujones a la violencia desmedida.

Botellas rotas, gritos y sangre. En cuestión de segundos, el ambiente festivo se transformó en un campo de batalla. Aunque otros intentaron detenerlos, el daño ya estaba hecho. Ever recibió varias heridas con un vidrio roto, infligidas por Esneider, quien también resultó lesionado en la pelea.

El joven barbero fue auxiliado y trasladado al puesto de salud del barrio Bastidas, donde los médicos confirmaron su deceso pocos minutos después de su ingreso. Mientras tanto, la Policía, alertada por lo ocurrido, emprendió la búsqueda del agresor. Lo hallaron malherido en las inmediaciones del lugar del hecho.

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Fue capturado y trasladado a un centro asistencial, donde tuvo que ser protegido por los uniformados, ya que familiares de la víctima llegaron al sitio con la intención de hacer justicia por mano propia.

Así terminó una noche que empezó con risas y tragos entre amigos, y terminó con un cadáver, un capturado y una familia destruida por una pelea absurda que nunca debió ocurrir.