
Lo mataron en una trocha y nadie fue por él: la trágica historia de joven samario en Fundación
En una vía rural que comunica a la vereda San Gil, fue hallado el cuerpo sin vida de Jorge Acosta, un joven oriundo de Santa Marta que había viajado a Fundación en busca de trabajo. Su familia, entre la tristeza y la impotencia, denunció que ninguna autoridad llegó al lugar a realizar el levantamiento por falta de garantías de seguridad.
La historia de Jorge Acosta terminó en una trocha polvorienta del municipio de Fundación. Tenía poco intentando abrirse camino lejos de su casa en Santa Marta, cuando decidió aceptar una oportunidad laboral en el norte del Magdalena. “Me salió un trabajo, má, me va a ir bien”, dijo antes de marcharse. Era lo último que su familia escucharía de él personalmente con vida.
Durante días pensaron que todo marchaba bien. No había señales de alarma ni noticias que hicieran temer lo peor. Pero la llamada llegó, y con ella, la confirmación del horror: Jorge había sido hallado sin vida, con impactos de bala, en una zona rural que comunica a la vereda San Gil en Fundaciòn.
Nadie sabe quién lo mató, ni por qué. En Fundación, un territorio golpeado por la violencia y los ajustes de cuentas, las versiones se disuelven entre el miedo y el silencio. Algunos allegados aseguran que el joven se relacionó con personas equivocadas; otros prefieren no hablar. Lo cierto es que su nombre pasó a engrosar las frías estadísticas de los que mueren jóvenes en medio de conflictos ajenos.
No hubo levantamiento
Lo más indignante, según relató su familia, fue la ausencia total de las autoridades. Tras conocerse el hallazgo, ningún organismo acudió a recoger el cuerpo, argumentando falta de garantías para ingresar al lugar. “Nos tocó quedarnos ahí, esperando, sin poder hacer nada”, contó un pariente. La familia pensó incluso en hacer el levantamiento por su cuenta y trasladar el cuerpo, pero fueron advertidos del peligro.
Así, mientras la noche caía sobre la trocha donde Jorge perdió la vida, su familia permanecía allí, velando entre la impotencia y el miedo. El levantamiento fue programado para la mañana del martes, con refuerzo en las medidas de seguridad.
En Fundación, las cuentas se siguen cobrando con la vida, y las familias, con su dolor, pagan el precio del abandono.
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