El joven mototaxista de 28 años, fue atacado a bala en Ondas del Caribe en la madrugada del lunes. Su madre, entre gritos y lágrimas, asegura que él no tenía problemas con nadie. Es la primera víctima del mes, tras un final de noviembre marcado por cinco homicidios en dos días.

Diciembre no alcanzó a amanecer cuando la violencia volvió a cobrar vida en Santa Marta. A las afueras de la Clínica Los Nogales, una madre se desplomaba en llanto mientras abrazaba la foto de su hijo. No podía entenderlo. No podía aceptarlo.

“¿Por qué me lo mataron? Si mi hijo era un muchacho trabajador… él no tenía problemas”, repetía una y otra vez, con la voz rota, como si decirlo la obligara a creerlo.

El muchacho era Elkin Quintero Rincón, 28 años, mototaxista, nacido en Cúcuta y radicado en el barrio Divino Niño 2. Había salido, como todos los días, a trabajar antes de que amaneciera. Minutos después, vecinos del barrio Ondas del Caribe lo hallaron tirado frente a la tienda El Afanador, malherido, sangrando, sin fuerzas para pedir auxilio.

Testigos dicen que los disparos sonaron secos y repetidos. Elkin intentó correr. No alcanzó. Cayó sobre el pavimento mientras los sicarios escapaban. Algunos vecinos salieron con miedo; otros, desesperados. Uno de ellos, sin pensarlo demasiado, lo montó en la misma motocicleta con la que Elkin trabajaba y lo llevó a toda velocidad hasta el centro asistencial, con la esperanza de que aún hubiera algo por hacer.
Pero no lo hubo.

Cuando la ambulancia improvisada llegó a la clínica, los médicos solo pudieron confirmar lo que la madre se negaba a escuchar. Afuera, mientras llegaban patrullas de la Policía, ella lloraba sin consuelo, abrazada por familiares que tampoco encontraban respuestas. “Mi hijo no era ningún bandido. Mi hijo solo trabajaba”, repetía mirando la puerta del hospital como si en cualquier momento él fuera a salir.

El asesinato de Elkin abrió diciembre con la misma crudeza con la que cerró noviembre: con sangre derramada. Cinco homicidios estremecieron a Santa Marta en los últimos dos días del mes pasado, y ahora, apenas en la madrugada del primero, la ciudad suma otra víctima.

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La familia exige justicia. Pide claridad. Pide que alguien explique qué pasó y por qué un joven que salía a ganarse la vida terminó convertido en blanco de sicarios. Ondas del Caribe amaneció con la calle manchada, los vecinos aturdidos y la misma pregunta que cargaba la madre en su llanto: ¿por qué lo mataron?