Jhon de Jesús, un exsoldado de 22 años, fue atacado a tiros en la torre 15 del barrio La Paz. Es el segundo homicidio en esta zona en menos de una semana. 

La violencia volvió a cobrarse una vida joven en Santa Marta. La noche de este miércoles, en la torre 15 del barrio La Paz, muy cerca de su propia casa, fue asesinado Jhon de Jesús, un exsoldado de 22 años que intentó aferrarse a la vida hasta el último instante. No lo logró. Los disparos fueron más rápidos que la ayuda.

Testigos relatan que Jhon cayó malherido en el corredor del edificio. “¡Ayúdenlo!”, gritó una mujer mientras sus conocidos corrían para levantarlo. Lo llamaban Jhonsito, un muchacho querido en la zona, conocido por su carácter tranquilo, aunque con amistades que, según su entorno, le terminaron costando la vida. Fue un ataque directo y certero: no hubo aviso, no hubo discusión. Solo balas.

Su familia no se resignó. Lo subieron a un vehículo e hicieron lo posible por llevarlo al puesto de salud del mismo barrio. Ahí, los médicos lucharon por estabilizarlo. Lo remitieron de inmediato al hospital Julio Méndez Barreneche. Para entonces, la esperanza ya era corta. Pasaron apenas unos minutos para que los profesionales confirmaran lo que su familia se negaba a aceptar: Jhon había muerto.

Vecinos y amigos se acercaron a la casa de la familia, incrédulos. Jhonsito, el exsoldado, el que había salido de la institución hace poco para “buscar un futuro mejor”, ya no estaba. Otra madre quedó sin hijo. Otra familia quedó rota. Y otro joven de Santa Marta terminó pagando con su vida las decisiones —o las compañías— que nunca alcanzó a explicar.

Este es el segundo homicidio registrado en los últimos días en esta misma zona del sur de la ciudad, un territorio que vuelve a quedar señalado por la violencia y por la facilidad con la que un disparo borra vidas enteras.

Mientras la Policía avanza en la investigación y busca pistas sobre los responsables, en la torre 15 solo queda la escena de un nuevo asesinato. Un silencio pesado, de esos que dejan los crímenes que nadie entiende, pero que todos temen que sigan repitiéndose.

Otra vida joven se apagó en Santa Marta. Y esta vez, fue la de Jhonsito.