
Lanzan billetes falsos con cara de Davila; otro amargo empate de Unión Magdalena frente al Pereira
La hinchada del equipo samario tiró los billetes en señal de rechazo a la falta de resultados. El Unión sigue sin conocer la victoria desde su regreso a primera división.
Volaban billetes falsos en las tribunas del Sierra Nevada. No eran por celebración, ni por algún show publicitario. Eran protesta pura, rabia acumulada y frustración convertida en papel: 100 mil pesos ficticios con el rostro de Eduardo Dávila, principal accionista del Unión Magdalena, tachado con un símbolo de prohibido. En el reverso, un grito impreso: “Mi pasión no es un negocio”.
Así se vivió la tarde del sábado en Santa Marta, durante el partido entre el Unión Magdalena y el Deportivo Pereira. El marcador final, 2-2, pasó casi desapercibido frente a la potencia del mensaje lanzado desde la grada. El equipo volvió a empatar, sigue sin conocer la victoria desde su regreso a primera división y permanece hundido en el fondo de la tabla. Pero esta vez, el malestar de la afición se hizo visible, ruidoso e imposible de ignorar.
Fue una escena insólita y poderosa. Mientras en la cancha los jugadores del ‘Ciclón Bananero’ intentaban salvar los muebles, en la tribuna volaban los reclamos. El papel moneda se convirtió en símbolo de una hinchada que no solo está cansada de los resultados, sino también del rumbo que ha tomado la institución. Para muchos, el equipo dejó de ser un emblema deportivo y pasó a ser una empresa sin alma.
Las reacciones no tardaron. Algunos jugadores mostraron comprensión ante la protesta, entendiendo el descontento como una forma de presión legítima. Otros, en cambio, la criticaron por considerarla una falta de respeto.
Porque lo que ocurrió en las tribunas fue más que una queja: fue una declaración. La hinchada está harta. Exige inversión, compromiso, respeto por los colores y por la historia. El amor por el Unión no se mide en pesos, se mide en sudor, entrega y conexión con la gente.
Por ahora, el equipo sigue sin levantar cabeza, atrapado en una crisis que es tanto deportiva como institucional. Y mientras los puntos siguen sin llegar, los billetes falsos del Sierra Nevada ya dejaron una verdad clara: el fútbol en Santa Marta no se negocia.
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