Los delincuentes ingresaron en la noche al colegio de Germanía, corregimiento de Santa Ana, y se llevaron los equipos portátiles que usaban los estudiantes. La comunidad denuncia abandono institucional y falta de vigilancia en la institución.

El colegio de Germanía, un plantel rural enclavado en el municipio de Santa Ana, Magdalena, amaneció vacío. No solo por la ausencia de alumnos en las aulas, sino por el hueco que dejaron los 23 computadores portátiles que fueron el principal recurso tecnológico para los estudiantes de la zona.

Estos implementos se los llevaron en la madrugada por parte de delincuentes que entraron sin mayor resistencia. No había quien los detuviera. No había vigilantes. No había seguridad.

En el lugar quedaron los escritorios revueltos, las ventanas forzadas y el silencio impotente de una comunidad que, aunque lo veía venir, no logró evitarlo.

“Esto era previsible. Desde hace semanas lo estábamos diciendo: el colegio está solo en las noches. No hay quién cuide, no hay nada”, cuenta indignada una madre de familia que llegó en la mañana a dejar a su hijo y se topó con la noticia.

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Según denuncias de los docentes y padres de familia, desde hace meses el colegio no cuenta con vigilancia porque la Gobernación del Magdalena y la Secretaría de Educación Departamental no renovaron los contratos de apoyo.

“La pérdida de estos equipos no es solo material. Aquí nuestros niños investigaban, hacían tareas, se conectaban al mundo. Ahora les arrebatan la posibilidad de aprender como se debe”, expresó con frustración uno de los docentes del colegio.

El robo ya fue denunciado ante las autoridades, pero hasta el momento no hay capturas ni pistas claras sobre los responsables. La Policía prometió intensificar las investigaciones en la zona, aunque la comunidad no oculta su escepticismo.

“No es la primera vez que pasa algo así en las escuelas rurales. La diferencia esta vez es que no se perdió una silla o una reja… se llevaron lo que más usaban los niños para estudiar”, agregó un líder comunal del corregimiento.

La comunidad educativa clama por respuestas urgentes. Exigen que se refuerce la seguridad en las instituciones rurales y que no se sigan dejando a su suerte los colegios olvidados del Magdalena, donde los estudiantes ya enfrentan muchas más barreras que solo la distancia.