
La sonrisa cínica de hombre que casi mata a tiros a su esposa en Valledupar
Capturado en flagrancia tras dispararle en las piernas a su pareja en un conjunto residencial, el agresor, de 63 años, posó sonriente ante las cámaras, generando indignación ciudadana y dejando en evidencia la fragilidad de la justicia.
La escena parecía sacada de un libreto macabro: un hombre acusado de casi matar a su mujer, esposado y conducido por uniformados, sonríe como si no hubiera pasado nada. Una sonrisa amplia, provocadora, frente a las cámaras que lo registraban mientras era trasladado por la Policía en Valledupar.
El detenido es Eriberto Enrique Gutiérrez Díaz, de 63 años, señalado de dispararle a su pareja sentimental dentro del conjunto residencial ACQUA en Valledupar.
La comunidad, alarmada por los gritos de auxilio, llamó a la patrulla del cuadrante que llegó de inmediato. Al entrar, los uniformados encontraron a la mujer herida en las piernas por impactos de bala, mientras que el agresor permanecía dentro del apartamento con el arma en su poder: una pistola CZ75B, calibre 9 mm.
La víctima fue trasladada de urgencia a un centro asistencial. Hoy se recupera satisfactoriamente, aunque las cicatrices físicas y emocionales quedarán como un recordatorio del horror que pudo costarle la vida.
Entre tanto, Gutiérrez Díaz fue puesto a disposición de la Fiscalía General de la Nación por el delito de tentativa de homicidio. Sin embargo, lo que más indignó no fue solo el hecho en sí, sino la actitud del agresor al ser capturado: una sonrisa confiada, desafiante, que reflejó la certeza de que, en un sistema judicial debilitado, su estadía tras las rejas podría ser corta.
“Ese hombre se burla de la justicia, sabe que las leyes son tan blandas que en poco tiempo lo veremos caminando por las calles”, expresaron indignados habitantes del conjunto, quienes presenciaron el drama y ahora temen represalias.
El caso encendió las alarmas en una ciudad donde la violencia intrafamiliar sigue siendo una de las principales causas de denuncias ante la Policía.
El episodio no solo revive el temor de las víctimas, sino también la frustración ciudadana frente a un sistema judicial que parece no dar garantías reales de protección a las mujeres.
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