
La peste y la sequía acorralan a Santa Marta: Essmar, señalada por el caos sanitario
El nuevo interventor de la Empresa de Servicios Públicos, Edwin Antonio Parada Cabrera, llegó a una ciudad desbordada por alcantarillas, barrios enteros sin agua potable y una ciudadanía que ya no aguanta más excusas. Los bloqueos y protestas marcan el inicio de su gestión, mientras líderes sociales exigen soluciones inmediatas y advierten que la paciencia se acabó.
Santa Marta, la ciudad más antigua de Colombia, huele a aguas residuales. Literalmente. Las alcantarillas rebosadas y destapadas convirtieron varias calles en focos de infección, mientras en decenas de barrios la escasez de agua potable alcanzó niveles críticos.
El mercado público, corazón del comercio local, es el mayor retrato del caos: compradores y vendedores conviven entre charcos pestilentes y olores insoportables.
En medio de ese panorama aterrizó Edwin Antonio Parada Cabrera, nombrado por la Superintendencia de Servicios Públicos como nuevo interventor de la Essmar. Su llegada coincidió con el primer plantón ciudadano frente a la sede de la entidad, donde líderes sociales reclamaron lo mismo que vienen pidiendo hace años: agua en sus casas, alcantarillas tapadas y soluciones reales.

Protestas y dudas
La manifestación fue pacífica, pero cargada de indignación. Los asistentes denunciaron que la empresa se ha convertido en un “carrusel de interventores” que anuncian planes sin resultados. “Ya estamos cansados de promesas, de palitos de agua tibia. Queremos que nos resuelvan ya”, gritaban líderes de distintos sectores.
La situación se tensó aún más cuando funcionarios de la Essmar decidieron cerrar la puerta a los medios de comunicación en la reunión entre líderes, el secretario de Gobierno Distrital, Camilo George, y el propio interventor. Solo 16 representantes comunitarios entraron al encuentro. El resto, junto a la prensa, quedó afuera. “Parece que quieren ocultarle algo al pueblo”, protestaron los ciudadanos, cuestionando la falta de transparencia en un momento crítico.

Primeros anuncios
Tras tres horas de reunión, Parada Cabrera anunció compromisos inmediatos. Entre ellos, la llegada de 40 tapas de alcantarillas que serán instaladas de manera urgente y otras 100 que arribarán en los próximos días. Además, se harán mantenimientos a cuatro pozos estratégicos –Concepción, Davón, Pozo 8 y U4– para mejorar el servicio de acueducto.
También prometió más carros Vactor para la limpieza de alcantarillado y un plan de mesas de trabajo en barrios críticos como San Fernando y Santana. “Lo que queremos es que se vean resultados en el tiempo acordado. Santa Marta ya no aguanta más estos malos olores”, advirtió uno de los líderes presentes en el encuentro.
Una crisis sin fondo
Sin embargo, en la ciudad predomina el escepticismo. El Concejo Distrital ya planteó que la empresa ni siquiera debería volver a manos del Distrito y que la única salida sería su liquidación. Mientras tanto, la comunidad insiste en que no soporta más la improvisación ni los anuncios a medias.
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El interventor pidió un mes para mostrar resultados, pero los samarios viven un día a día donde las aguas negras se mezclan con el desespero. La postal es clara: alcantarillas abiertas, calles inundadas, barrios secos y un turismo que empieza a darle la espalda a una ciudad que se promociona como destino de playas y naturaleza, pero que hoy “huele mal” y se hunde en su propio colapso sanitario.
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