Su nombre genera temor en Ciénaga y el norte del Magdalena, donde su libertad repetida sigue siendo un misterio que inquieta a las autoridades.

La Policía volvió a detener a Andrés Felipe García Socarrás, conocido como ‘Pipe Bareta’, uno de los delincuentes más temidos en Ciénaga y sus alrededores. Cayó armado, listo para disparar, como ya ha ocurrido en otras ocasiones. Y aunque su historial criminal es extenso, su libertad recurrente sigue siendo un interrogante sin respuesta.

La escena no sorprende a los uniformados. Pipe Bareta es un problema constante para la seguridad ciudadana y un viejo conocido de la Policía Metropolitana. Lo han capturado al menos cinco veces, todas por delitos graves, pero siempre —de forma inexplicable— termina de nuevo en la calle.

Oriundo de San Cayetano, Santander, tiene procesos abiertos por cinco homicidios, extorsión, violencia intrafamiliar y porte ilegal de armas. Según las autoridades, estaba al servicio de las Autodefensas Conquistadores de la Sierra Nevada (ACSN), donde cumplía roles clave: desde el cobro de extorsiones a comerciantes hasta presuntos casos de sicariato en el norte del Magdalena.

El coronel Jaime Ríos, comandante de la Policía Metropolitana, asegura que su captura representa “un golpe importante” para la estructura criminal. Pero también reconoce la duda que ronda cada operativo: ¿cuánto tiempo durará esta vez tras las rejas?

Durante los últimos tres años, señalan los investigadores, ‘Pipe Bareta’ habría liderado la disputa territorial en la zona, generando choques armados con otros grupos ilegales. También figuró en el cartel de los más buscados de Ciénaga en 2021, por su presunta participación en diversos hechos violentos.

En el procedimiento reciente, la Policía le incautó un revólver, munición y otros elementos clave para la investigación. Todo fue puesto a disposición de la autoridad competente. Pero la historia demuestra que esto no garantiza que permanezca encarcelado.

Un pasado marcado por un crimen que estremeció al país

Para las autoridades, Andrés Felipe García no es un delincuente más. Su nombre fue noticia nacional en 2019, cuando fue capturado por el asesinato de Natalia Jiménez Casas y Edgar Rodrigo Monsalve, una pareja de ambientalistas que celebraba su luna de miel en la región Caribe.

El 20 de diciembre de ese año, cuando se movilizaban por el corregimiento de Palomino, fueron interceptados por ‘Pipe Bareta’, Luis Rodríguez Tovar (‘Luchito’), Jader Lozano Jaramillo (‘El Negro’) y un cuarto hombre conocido como ‘El Veneco’, quien escapó. La intención inicial era robarles la camioneta, pero al ver que las víctimas habían identificado a los agresores, los criminales decidieron asesinarlos.

Los ambientalistas fueron llevados hasta la vereda Perico Aguado, en zona rural de Santa Marta. Los golpearon, les dispararon en la cabeza y luego los abandonaron amarrados de pies y manos, con capuchas. Sus cuerpos fueron encontrados tres días después, el 23 de diciembre.

Por ese crimen, los tres capturados —incluyendo a ‘Pipe Bareta’— fueron enviados a prisión. Sin embargo, en 2022 Andrés Felipe García recuperó su libertad por vencimiento de términos, al igual que Rodríguez Tovar. Desde entonces volvió a la actividad criminal, esta vez como presunto sicario y cobrador de extorsiones para la estructura conocida como ‘Los Pachencas’ o ACSN.

El círculo que nunca se cierra

Hoy, tras una nueva captura, la historia se repite: un delincuente altamente peligroso que vuelve a enfrentar a la justicia, mientras comerciantes y habitantes de Ciénaga viven con la incertidumbre de no saber si la detención será definitiva o solo un capítulo más en un ciclo de violencia e impunidad que parece no romperse.

El rostro de Andrés Felipe García puede no ser conocido para todos, pero basta mencionar el alias ‘Pipe Bareta’ para que en Ciénaga cualquier persona identifique de inmediato el miedo que inspira. Y mientras su vida criminal crece sin freno, la gran duda vuelve a aparecer: ¿quién garantiza que esta vez no regresará a las calles?