El hijo de la agresora y pareja de la víctima denunció el crimen tras recibir la escalofriante confesión de su madre. La mujer fue capturada por las autoridades.

La confesión fue brutal. Sin titubeos, sin remordimiento. Cuando su hijo llegó del trabajo, la mujer de 48 años lo miró a los ojos y le soltó la verdad como si fuera cualquier cosa: “La maté, se encuentra en el basurero”.

La víctima era Estefany Morales, una joven venezolana de 22 años que había emigrado a Chile en busca de un futuro mejor. Su suegra la atacó sin piedad en su propia casa en Rahue Alto, Osorno, donde la acuchilló 19 veces en el cuello y el rostro. La mató frente a su nieta de dos años, la hija de Estefany. Luego intentó descuartizar el cuerpo y lo arrojó como si fuera un desecho.

El horror no terminó ahí. El hijo de la agresora, pareja de la víctima, quedó en shock al escuchar la confesión. Corrió a denunciar el crimen y, cuando la Policía llegó a la vivienda, encontró exactamente lo que la mujer había dicho: el cadáver de Estefany en un basurero.

Ahora, la asesina confesa está bajo custodia mientras la justicia intenta explicar lo inexplicable. Pero ¿qué puede justificar un crimen así? Una joven madre ha sido asesinada, una niña ha quedado huérfana y una familia ha sido destruida por completo. La comunidad de Osorno sigue conmocionada, preguntándose cómo es posible tanta crueldad.