Madre lleva criando a su hija con enfermedad rara durante 30 años: no ve, no escucha, su cerebro no creció

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Aunque los médicos le dieron tres meses de vida, el amor de esta madre ha hecho que su hija cumpla 30 años.

Adalgisa Soares Alves y su esposo esperaban a su hija con ansias en 1994; sin embargo, esta mujer recibió un debastador diagnóstico mientras se encontraba en estado de gestación, le detectaron una rubéola, lo que afectó la salud del bebé en camino.

Según la Organización Mundial de la Salud, la rubeóla «puede causar la muerte del feto o defectos congénitos en la forma de síndrome de rubéola congénita (SRC). Ésta puede dar lugar a discapacidad visual y auditiva, defectos cardíacos y otras discapacidades de por vida, incluyendo el autismo, la diabetes y la disfunción de la tiroides».

Aunque los médicos le dijeron a esta pareja en Brasil que su hija solo viviría tres meses, pues en una radiografía se detectó que tenía hidrocefalia, una enfermedad que cumula líquido en el cebrero y hace que su cabeza tenga un tamaño más grande. Pero el amor y la entrega de sus padres la llevaron a cumplir 30 años.

«Siempre espero que viva muchos años. Transmite energía positiva y siento una paz que se desborda cuando alguien la visita. Siempre le daré lo mejor porque nació de mi vientre, fue muy amada y deseada dentro de mi vientre y la amaré hasta el último día de su vida» le dijo a DailyMail su madre.

Adalgisa es una madre y cuidadora de tiempo completo, pues aunque recibe ayuda del gobierno de Brasil, cuenta con poco dinero para pagar todos los gastos de Graziely, como los pañales. 

Es por esto que decidió iniciar un sistema de donaciones a través de sus redes sociales: «No trabajo, solo la cuido; estoy feliz de cuidarla y es gratificante verla sonreír. Nunca pierdo la esperanza porque soy una mujer de mucha fe y siempre pongo a Dios por encima de todo, oro mucho todos los días«, aseguró al medio anteriomente mencionado.

Aunque su hija no puede hablar, ver ni caminar, esta mujer asegura asegura que siente y oye: «osotros hablamos, ella sonríe. Los médicos pueden incluso decir que no entiende nada, que no tiene cerebro. Pero para mí, ella entiende».

Pese a los pronósticos médicos, Graziely es una mujer de 29 años, mide a penas un metro y pesa 69 kilogramos. La historia de amor de una madre a su hija se ha hecho viral en las redes sociales, donde ha recibido el apoyo de cientos de personas.