A menos de un mes de las elecciones atípicas a la Gobernación del Magdalena, una valla publicitaria en la entrada de Ciénaga desató la polémica al mostrar a Carlos Caicedo y a Margarita Guerra junto a antiguos miembros de las Farc, insinuando un vínculo inexistente. Nadie se atribuye la autoría del mensaje, pero el ataque evidencia que la contienda se volvió personal y despiadada.

En la entrada de Ciénaga, justo donde comienza la vía que conecta con Barranquilla, cuelga una valla que se ha robado todas las miradas. No es una más de las decenas de anuncios políticos que inundan el paisaje durante esta temporada electoral. Es distinta. Dura. Provocadora.

En ella aparecen el exgobernador Carlos Caicedo y Margarita Guerra, la candidata de Fuerza Ciudadana para las elecciones atípicas del Magdalena, junto a reconocidos exintegrantes y líderes de las Farc, todos con gorras alusivas a esa guerrilla. Arriba, una frase que llama la atención: “¡SON ELLOS! No te dejes engañar”.

El mensaje, cargado de insinuaciones, parece una sentencia más que una propaganda. Su objetivo no es promover, sino destruir.

Desde el instante en que fue instalada, la imagen se volvió tema de conversación en los cafés, los taxis y los grupos de WhatsApp. Los conductores que atraviesan el punto conocido como la Y de Ciénaga hacia Barranquilla bajan la velocidad para mirar con asombro. Algunos toman fotos, otros comentan con indignación.

Nadie sabe quién la mandó a poner. No hay logo de campaña ni identificación alguna. Solo el rostro de dos figuras de Fuerza Ciudadana asociados a una figura de guerrilla que el país entero intenta superar.

Desde el movimiento Fuerza Ciudadana, hasta ahora, prefieren no alimentar la controversia. Han calificado la valla como un “ataque más” dentro de la guerra sucia que —según dicen— se ha desatado en su contra desde el inicio de la contienda.

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Dicha estrategia deja claro que la política en el departamento se volvió campo de batalla y los golpes bajos, una herramienta más.

A falta de menos de 30 días para que los magdalenenses regresen a las urnas, el tono de la campaña se volvió más candente. Los discursos se endurecieron, los rumores corren con la velocidad de las redes sociales y las alianzas se discuten en voz baja.

La valla en Ciénaga no solo muestra rostros: exhibe el grado de deterioro del debate político en el Magdalena. Ya no se trata de propuestas, sino de quién logra manchar más al otro.