
La gobernadora se puso los patines: Chibolo estrena pista y una comunidad siente que, por fin, le cumplieron
Margarita Guerra llegó a Chibolo para entregar la nueva pista de patinaje, una obra de más de $5.000 millones que beneficiará a 3.000 habitantes. No se quedó en el corte de cinta: se calzó los patines y probó ella misma el escenario que, según dijo, es prueba de que su administración “promete y cumple”.
Un pueblo que soñaba con una pista, hoy la tiene frente a sus ojos. En Chibolo, Magdalena, las inauguraciones no suelen generar tanta expectativa. Pero este sábado, la llegada de la gobernadora Margarita Guerra desbordó el ambiente en el municipio. Los niños estaban listos, uniformados, y las familias llenaron los alrededores del nuevo patinódromo que, desde temprano, era motivo de orgullo colectivo.
No era para menos: más de 5.783 m² de pista, construidos con una inversión superior a $5.000 millones, ahora se levantan como uno de los escenarios deportivos más modernos del sur del Magdalena. Y para una comunidad históricamente relegada en infraestructura deportiva, el impacto es enorme.

“Pensamos que nunca nos iba a tocar una obra así de bonita”, dijo Sandra López, madre de una niña de 9 años que sueña con competir algún día.
“Es la primera vez que Chibolo tiene algo de este nivel”.
La gobernadora se subió a la pista… literalmente
El acto oficial prometía discursos y aplausos, pero fue más que eso. No bastó con recorrer la obra, tocar barandas y escuchar explicaciones técnicas. La gobernadora decidió comprobar por su cuenta si la pista resistía la emoción de sus usuarios.
Pidió unos patines, se los ajustó, respiró hondo y se lanzó a rodar. A su lado, decenas de niños y jóvenes la siguieron entre risas, gritos y un ambiente que parecía más celebración barrial que acto institucional.

Fue el momento más aplaudido del día.
“Les estamos cumpliendo. Se merecen esto y muchas obras más. Seguiremos trabajando para dignificar sus vidas desde la niñez hasta la adultez. Este es un gobierno de cambio que promete y cumple”, dijo mientras recuperaba el aliento, todavía con los patines puestos.
Una obra que viene del ‘tsunami de inversiones’
El exgobernador Rafael Martínez también celebró la entrega y recordó que la pista hace parte de los proyectos que quedaron en marcha durante su administración.
“Del tsunami de obras que dejó Carlos Caicedo y al cual le dimos continuidad, hoy entregamos otra obra terminada”, aseguró. “Esto es dignidad. Esto es gobernar con hechos”.
El patinódromo, añadió, abre oportunidades reales para que los niños de la subregión tengan escenarios de entrenamiento al nivel de las grandes ciudades, un reclamo de vieja data en el departamento.

La gobernación calcula que 3.000 habitantes se beneficiarán directamente con el nuevo escenario. Pero el impacto va más allá del deporte: el espacio se convierte en punto de encuentro, en orgullo local y en motor para que más niños se vinculen a actividades que transforman sus rutinas y sus aspiraciones.
La imagen final lo resumió todo: la gobernadora, rodeada de niños sonrientes con cascos y patines nuevos, celebrando una obra que la comunidad venía pidiendo por años.
Chibolo no solo estrenó una pista. Estrenó esperanza, pertenencia y la sensación —por fin— de que en el sur del Magdalena también se gobierna con hechos.
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