La degollaron mientras dormía: horror en una finca de Magdalena por el asesinato de una bebé de un año y medio


La criatura fue asesinada dentro de su habitación en una finca del corregimiento de Apure, en el municipio de Plato. Un desconocido entró sin que nadie lo advirtiera, atacó a la pequeña y huyó. La madre encontró la escena y el pueblo quedó sumido en conmoción e indignación. Hay un capturado y la Fiscalía investiga.

En Apure, un corregimiento de Plato, Magdalena la tarde se partió en dos con un hecho imposible de nombrar sin que se encoja el pecho. Una bebé de apenas un año y medio fue degollada mientras dormía. El agresor entró a la habitación, actuó con una frialdad que nadie logra comprender y desapareció antes de que alguien pudiera verlo.

La pequeña Luciana, que aún no sabía caminar bien, que apenas balbuceaba palabras sueltas, que todavía despertaba buscando a su mamá, murió en su propia cama. El cuarto donde se tomaban fotos con moños nuevos y donde la arrullaban cada noche, terminó convertido en la escena más cruel que Apure haya presenciado.

La madre había salido solo unos minutos. Hacía las labores normales del día, convencida de que su hija descansaba como siempre. Cuando volvió, el mundo se le vino encima. Encontró a su bebé inmóvil, con una profunda herida en el cuello. No escuchó un ruido, no vio una sombra, no sospechó nada. El dolor entró de golpe, sin aviso. El grito que espantó a los animales y a los vecinos no fue de miedo: fue de una madre que vio lo que ninguna madre debería ver jamás.

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Los primeros en llegar fueron los habitantes de fincas cercanas. Nadie podía hablar. Nadie podía entender. Luego, la Policía confirmó que una persona había sido capturada como posible responsable. Está bajo investigación mientras la Fiscalía recoge testimonios, revisa cada detalle y reconstruye los minutos en los que la tragedia ocurrió. Los peritos levantaron el pequeño cuerpo mientras la comunidad miraba en silencio, un silencio que pesaba como plomo.

Apure quedó paralizado. No por miedo, sino por la brutalidad del crimen. En los corrillos del pueblo no se habla de otra cosa: ¿cómo entró?, ¿por qué lo hizo?, ¿cómo nadie lo vio?, ¿qué clase de ser humano es capaz de eso? No hay respuestas, solo rabia y lágrimas.

La muerte de Luciana se convirtió en un golpe seco a todo un departamento. Su nombre, tan corto y tan tierno, se viraliza hoy en redes, dónde las personas aún no logran procesar lo que pasó. Magdalena entera exige justicia. No una justicia lenta ni simbólica, sino una que caiga con todo el peso de la ley sobre quien arrebató una vida que apenas comenzaba.

Luciana no alcanzó a pronunciar frases completas ni a descubrir lo que era correr.

La hipótesis 

Mientras Apure intentaba comprender lo incomprensible, una hipótesis empezó a tomar fuerza entre vecinos y autoridades: el presunto asesino sería un hombre que desde hace meses estaba obsesionado con la madre de la pequeña, un individuo que, según los testimonios preliminares, la acosaba, la seguía y la presionaba buscando una relación que ella nunca aceptó.

De acuerdo con las primeras versiones, este hombre habría perdido el control al enterarse de que la mujer estaba embarazada de Luciana y que no tenía ningún interés en él. La rabia, mezclada con celos y una obsesión enfermiza, habría sido el detonante de un crimen que nadie logra explicar ni justificar. Un acto de violencia tan absurdo como salvaje.


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