La Carrera Quinta tiene memoria: el centro recuperado respaldó masivamente a Margarita Guerra


La candidata a la Gobernación del Magdalena recorrió la emblemática vía que transformaron los gobiernos de Fuerza Ciudadana. Acompañada por una marea naranja, recibió el respaldo de comerciantes y ciudadanos que la reconocen como la heredera del proyecto político que cambió el rostro urbano de la ciudad.

Margarita Guerra Zúñiga sabía lo que hacía cuando eligió la Carrera Quinta como escenario de su jornada política. No fue un acto improvisado. Fue un mensaje directo: pararse sobre una obra que simboliza el sello de Fuerza Ciudadana y parte del legado del caicedismo en Santa Marta.

El centro histórico, con sus adoquines nuevos, la arborización recuperada y los locales comerciales revitalizados, se convirtió en el punto de encuentro de cientos de voluntarios que tiñeron de naranja la jornada. Con camisetas, banderas y consignas, recorrieron junto a la candidata el corredor peatonal que hoy respira un aire distinto.

La Quinta, que hace unos años estaba sumida en el caos vehicular y el desorden público, ahora es una vitrina del comercio local. Los comerciantes lo saben y no dudaron en expresarlo.

“Esta obra nos devolvió la clientela y la dignidad”, dijo un vendedor de calzado, mientras estrechaba la mano de Margarita.

“Estamos con usted”

En cada cuadra, el ambiente fue el mismo: aplausos, abrazos, selfies y una mezcla de gratitud y esperanza. La candidata no solo escuchó quejas o peticiones; recibió también la memoria viva de los samarios que reconocen las obras del movimiento fundado por Carlos Caicedo.

Con Margarita, los resultados no se detienen”, gritó un líder del sector, mientras los altavoces repetían consignas de victoria. La escena recordaba los cierres de campaña de Fuerza Ciudadana en sus mejores tiempos: música, arengas, pancartas y un mensaje insistente de continuidad.

La movilización culminó con una concentración masiva. Margarita, rodeada de simpatizantes, agradeció el respaldo y lanzó su mensaje con tono desafiante:

“El 23 de noviembre el pueblo va a arrasar en las urnas. Vamos a recuperar la Alcaldía que las mafias y los clanes le arrebataron a Santa Marta”.

Las palabras retumbaron entre los muros coloniales del centro, mientras los presentes agitaban sus banderas naranjas. Era más que una caminata: era la reafirmación de una identidad política que no se rinde.

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Santa Marta volvió a mostrar que tiene memoria. Y en la Quinta, esa memoria se tradujo en una sola voz: la del caicedismo que se siente, se ve y se defiende con orgullo.


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