Bajo la mirada de los agentes de tránsito, los conductores de moto hacen literalmente lo que les da la gana en las calles de la ciudad.
En las calles de Santa Marta, la anarquía al volante parece haberse convertido en parte del paisaje. Un reciente video grabado por un transeúnte expone la preocupante realidad que enfrentan los ciudadanos: motociclistas que desafían abiertamente a la autoridad y se niegan a cumplir con las normas de tránsito, incluso cuando tienen a agentes de tránsito a escasos metros de distancia.
El video, tomado en un semáforo de la Av del Rio con carrera 19 cuya señalización fue reemplazada temporalmente por agentes de tránsito debido a una falla técnica, muestra a varios motociclistas circulando con total impunidad.
Algunos de ellos llevan la placa de la motocicleta cubierta, una infracción comúnmente utilizada para evitar multas y sanciones. Otros, aún más descarados, se desplazan con hasta dos pasajeros adicionales, desafiando las leyes de tránsito que limitan la cantidad de personas que pueden viajar en una moto.
Las imágenes capturan además a motociclistas que, en medio del caos vehicular, se atraviesan imprudentemente entre los vehículos, poniendo en riesgo no solo sus vidas sino también las de otros conductores y peatones.
Lo más alarmante es que todo esto ocurre bajo la mirada de los agentes de tránsito, quienes parecen incapaces de imponer orden o simplemente optan por ignorar las infracciones.
Una crisis de seguridad vial
Este tipo de comportamientos no es un hecho aislado. En lo que va del año, Santa Marta se ha convertido en la ciudad con mayor número de muertes por accidentes de tránsito en Colombia.
Las estadísticas oficiales señalan que la mayoría de estos accidentes involucran motociclistas, cuyas imprudencias, como la alta velocidad, la falta de uso de casco, y la sobrecarga de pasajeros, son factores determinantes en la ocurrencia de estos siniestros.
Organismos de control y la comunidad han manifestado su preocupación por la falta de medidas efectivas para frenar esta ola de infracciones.
La ausencia de controles rigurosos y la percepción de impunidad parecen alimentar la confianza de estos motociclistas para continuar violando las normas sin temor a consecuencias.
