
La atropellaron y luego la retiraron del sistema de salud: el drama de la auxiliar de la policía Andrea Retamozo
La uniformada fue atropellada cuando iba a prestar servicio. Hoy enfrenta la amputación de una pierna, sin respaldo médico ni institucional, tras ser retirada del sistema de salud mientras aún estaba hospitalizada.
Lo que para Andrea Retamozo era un día más de servicio terminó convertido en una tragedia. La joven auxiliar de Policía, que prestaba servicio en Santa Marta, fue atropellada por un camión cuando se dirigía en moto a su puesto, como lo había hecho tantas veces. Esta vez, no volvió.
El accidente ocurrió en la vía alterna, a la altura del barrio Juan 23. Andrea, que vive en el barrio María Cristina, fue embestida por un camión tipo volteo que la dejó gravemente herida.
Sus piernas quedaron comprometidas. Desde ese momento comenzó una carrera contrarreloj para salvarle la vida y evitarle la amputación.
Pero lo más devastador no ocurrió en la carretera, sino en el hospital. Su familia denuncia que mientras Andrea luchaba por su recuperación, la Policía Nacional la sacó del sistema de salud. Es decir, sin previo aviso y en medio de su hospitalización, la dejaron sin cobertura médica.
“Entregamos a nuestra hija para que sirviera a la patria y así la dejaron. Abandonada. Sin salud. Sin derechos. Está entre la vida y la muerte, y la institución le dio la espalda”, dijo su madre con voz quebrada, en un video que se viralizó en redes sociales.
Para la familia, no hay duda: Andrea estaba activa, en función, en uniforme y en camino a su deber cuando ocurrió el accidente. Lo mínimo que esperaban era una atención digna. Lo que recibieron fue el silencio institucional.
Hoy, Andrea permanece hospitalizada. Tiene riesgo de perder una pierna. No tiene EPS, ni subsidio, ni claridad sobre qué entidad debe responder. Solo tiene a sus padres, angustiados, y a una opinión pública que comienza a levantar la voz.
El caso de Andrea no es aislado. Pero es uno de los más indignantes. Una joven que salió a cumplir con su deber terminó siendo una carga para una institución que debería protegerla. Aún más grave: todo ocurrió mientras ella vestía el uniforme. Mientras representaba a la Policía Nacional.
Para su familia, hay dos batallas: la física, para evitar que le amputen la pierna, y la institucional, para que alguien responda. Hasta ahora, ninguna ha sido ganada.
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