Tras un semestre sin alegrías, el Unión Magdalena se llevó su única victoria en el último minuto del último partido. La presión del máximo accionista surtió efecto, pero la hinchada sigue indignada con un rendimiento que dejó más frustraciones que goles.

Por fin. Al minuto 87, cuando ya parecía que el telón de la vergüenza caía sin aplausos, Fabián Cantillo marcó el gol que le dio al Unión Magdalena su primer —y único— triunfo en toda la Liga. Fue ante Fortaleza FC, de visitante, en un partido que no cambió nada en la tabla, pero sí al menos les permitió a los jugadores decir que “ganaron una”.

La victoria llegó tarde, como todo en esta temporada para el olvido. Tarde para ilusionar a una hinchada desencantada. Tarde para evitar los memes, los abucheos y la furia en redes sociales. Y sobre todo, tarde para justificar un salario que, según palabras del propio máximo accionista Eduardo Dávila, no sería pagado mientras no se ganara un partido.

Y lo dijo en serio. La advertencia fue tan pública como polémica: “Si no ganan, no hay sueldo”. Al parecer, la presión hizo eco en los camerinos y surtió efecto sobre la cancha. Pero ni eso salva el desastre: una sola victoria en todo el semestre es una herida que no se borra con un gol agónico.

La afición no celebró. No hubo alegría ni festejos. Solo resignación. El sentimiento común es el del hartazgo. «Jugadores sin alma», dicen unos. «No hay equipo», reclaman otros. En redes, los hinchas exigen cambios estructurales y, sobre todo, respeto por el escudo.

Desde el club se anuncian movimientos para el segundo semestre. Pero más que refuerzos, suenan los mismos apellidos de siempre, los que estuvieron este semestre y no lograron convencer. Y así, entre la incertidumbre y la frustración, el Unión cierra un capítulo triste de su historia reciente.

Una historia que se repite con demasiada frecuencia.