El fallo judicial obliga al Centro Penitenciario Rodrigo de Bastidas a brindar productos de higiene menstrual suficientes a mujeres privadas de la libertad, tras una demanda por violación a derechos básicos.
La sentencia emitida el pasado 29 de octubre por el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Santa Marta cayó con gran satisfacción en el pabellón de mujeres del Establecimiento Penitenciario Rodrigo de Bastidas.
Las 37 internas que habían alzado su voz a través de la abogada Melina Quintero Santos vieron por fin una respuesta a su denuncia, una que exige lo que parecía elemental: higiene y respeto a su dignidad.
Estas mujeres, privadas de la libertad y también de lo más básico para una vida digna, recibían tan solo 20 toallas higiénicas cada tres meses.
«Es insuficiente, es humillante», expresaron algunas de ellas en el documento que, de alguna manera, rompió el silencio en torno a una realidad que solo conocen quienes la sufren.
Esta escasez no solo las dejaba vulnerables a infecciones y problemas de salud, sino que afectaba su bienestar mental, en un lugar donde la dignidad, muchas veces, queda relegada a un segundo plano.
La abogada Melina Quintero Santos, quien representa a las internas, sustentó su demanda en la Ley 2261 de 2022, que ampara a las personas en reclusión con el derecho a recibir productos de higiene menstrual en cantidad adecuada y cada mes.
“Se trata de un derecho básico, no de un privilegio”, enfatizó Quintero Santos al conocer el fallo.
El mismo ordena al Ministerio de Justicia, al INPEC, a la USPEC y a la Alcaldía de Santa Marta a coordinar la entrega puntual de productos de higiene de calidad, así como a mejorar las condiciones sanitarias del penal.
«Esta sentencia no solo es un mandato, es un llamado a tratar a estas mujeres con humanidad», señaló la jueza al dar su veredicto.
Las internas no solo recibirán los insumos necesarios; también tendrán acceso a agua potable y condiciones de saneamiento mejoradas, y se les ofrecerá un programa educativo sobre higiene menstrual. Este programa busca empoderarlas y promover la autogestión en su cuidado, una iniciativa que las internas consideran “un respiro de dignidad” en medio de las penurias diarias del encierro.