Joven mototaxista pagó una cuenta pendiente con su vida: lo mataron en La Paz


Estaba con varias personas en su vehículo de trabajo cuando fue atacado desde otra moto. Quedó con vida, pero falleció apenas ingresó a un centro asistencial.

Alejandro tenía 27 años y una vida sencilla. Había prestado el servicio militar, y en su barrio todos lo conocían como un joven tranquilo, de esos que caen bien. Saludaba a todos y, como muchos en Santa Marta, se ganaba la vida sobre dos ruedas, trabajando duro como mototaxista.

Cada mañana, su rutina era la misma: salir de su casa en la moto, recorrer las calles buscando pasajeros, y en los ratos libres compartir charlas cortas con compañeros de oficio. Así transcurría su vida, aparentemente sana y sin mayores complicaciones, en el barrio La Paz.

Pero este mediodía, todo cambió en cuestión de segundos. Alejandro estaba en la torre 15, como de costumbre, buscando pasajeros y conversando con otros mototaxistas, cuando dos sicarios irrumpieron en escena.

No les importó a quién tenía al lado, ni que fuera un lugar público; habían ido por él y lo encontraron.

Un par de disparos bastaron. Alejandro cayó gravemente herido, mientras quienes lo conocían corrían desesperados a socorrerlo. Lograron llevarlo aún con vida al puesto de salud más cercano, pero los esfuerzos fueron inútiles. Minutos después, murió.

“¿Qué pasó?”, se preguntaban quienes lo apreciaban. Nadie encontraba explicación para un ataque tan certero y brutal. Alejandro, según cuentan sus amigos, trabajaba día y noche en su moto, evitando problemas, alejado de las malas compañías.

Sin embargo, su muerte deja en el aire una verdad amarga: a veces, basta una deuda no saldada, un error mínimo para marcar el final. Alejandro murió pagando una cuenta pendiente que quizá ni siquiera muchos sabían que existía.


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