El adulto mayor  lo había escuchado muchas veces, pero nunca imaginó que su hijo cumpliría la amenaza. Lo golpeó brutalmente en el rostro y luego, con frialdad, le prendió fuego a su casa. Hoy lo perdió todo.

El barrio Tayrona de Santa Marta quedó paralizado por una escena que muchos aún no logran asimilar. Un joven, completamente fuera de sí, agredió salvajemente a su propio padre y, minutos después, redujo a cenizas la vivienda en la que crecieron. 

El agresor está prófugo. La víctima, Alfonso Morelli, un adulto mayor que se gana la vida como mototaxista, quedó en la calle, sin hogar y sin justicia.

Los gritos se escucharon varias cuadras a la redonda. “¡Te dije que la iba a quemar!”, vociferaba el joven mientras las llamas consumían la casa de su padre. Vecinos intentaron intervenir, pero ya era tarde. El incendio arrasó con todo.

Según testigos, no era la primera vez que Alfonso era víctima del maltrato de sus dos hijos, quienes, según relatos del propio padre y los vecinos, tienen problemas de drogadicción y lo agreden constantemente. Lo obligan a cocinarles, a atenderlos, y lo presionan sin descanso para que venda la casa y les entregue el dinero.

“El señor siempre ha sido trabajador, vive del mototaxismo, pero no puede con ellos. Lo han golpeado muchas veces. Él nos contaba que quería vender la casa solo para quitarse ese problema de encima”, relató una vecina que lo conoce desde hace años.

La tensión en el hogar venía acumulándose. Alfonso ya había denunciado que su hijo menor, el mismo que ahora está huyendo, le exigía una “herencia” en vida. Cuando se negó, lo atacó sin piedad y luego encendió el fuego. Su otro hijo, aseguran, también es violento y ha protagonizado otras agresiones.

Ahora Alfonso no tiene casa, ni pertenencias, ni paz. Está a la espera de que las autoridades logren capturar a su agresor, pero también sabe que difícilmente recuperará lo que las llamas y el dolor le arrebataron.

“Yo solo quería vivir tranquilo mis últimos años. Nunca pensé que mis hijos me iban a destruir la vida así”, dijo, con la voz entrecortada y la mirada perdida, mientras observaba las cenizas de lo que alguna vez fue su hogar.