Joven de 20 años pide morir al quedar postrada en una cama por un botellazo que recibió 


La mujer enfrenta un dolor insoportable y un diagnóstico irreversible. Su lucha por una muerte digna ha sido obstaculizada por su EPS.

A los 17 años, la vida de Erika Yanira Morales cambió para siempre. En agosto de 2021, mientras disfrutaba una noche en una discoteca en Pasto, una botella de whisky impactó su cabeza, causándole lesiones irreversibles. Sobrevivió, pero su existencia se transformó en una pesadilla de dolor y dependencia total.

Lo que comenzó como una noche de diversión terminó con un diagnóstico devastador: cuadriplejia. Pasó un año y siete meses en cuidados intensivos, con un pronóstico que no ofrecía esperanzas de recuperación. Hoy, a sus 20 años, Erika no puede moverse ni hablar, solo logra comunicarse señalando las letras del abecedario con ayuda de su familia. Sus días transcurren entre un dolor insoportable y la imposibilidad de llevar una vida digna.

Su sufrimiento es innegable. Las úlceras de grado 5 han deteriorado aún más su estado de salud, generándole heridas profundas y un tormento constante. Consciente de su realidad, Erika ha tomado una decisión difícil pero firme: quiere acceder a la eutanasia. “Ya no aguanto más los dolores”, expresa a través de su familia, quienes, aunque con el corazón destrozado, respetan su voluntad.

Sin embargo, su solicitud ha sido rechazada por la EPS Emssanar, prolongando su sufrimiento. A pesar de que la eutanasia es un derecho en Colombia, las barreras burocráticas y médicas la han dejado en un limbo de desesperación. “Nos dijeron que no era posible, lo que solo ha incrementado nuestro dolor”, relata su madre, Alba Morales, quien ha luchado incansablemente por garantizar la voluntad de su hija.

Mientras la familia continúa buscando apoyo para que Erika pueda acceder a una muerte digna, la joven sigue atrapada en un cuerpo que la condena a un sufrimiento sin tregua.


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