En su primera intervención como candidato presidencial, el senador Iván Cepeda dejó claro que no busca marcar diferencias con el Gobierno de Gustavo Petro. Su mensaje fue contundente: mantener vivo el proyecto progresista y consolidar una izquierda unida frente a las elecciones de 2026.

El auditorio Carlos Gaviria Díaz fue el escenario del primer acto político de Iván Cepeda como candidato presidencial del Pacto Histórico. Acompañado de dirigentes, militantes y seguidores que coreaban consignas del cambio, el senador habló con tono firme y palabras medidas, pero cargadas de compromiso. Su mensaje fue directo: su eventual gobierno no romperá con el legado de Gustavo Petro, sino que lo fortalecerá.

“Vamos a seguir construyendo una Colombia potencia mundial de la vida”, afirmó entre aplausos.

Para Cepeda, el camino está trazado. No habrá virajes ni rupturas. Su propuesta política se centra en consolidar las reformas iniciadas por Petro, mantener la apuesta social y profundizar la integración de las fuerzas progresistas.

“Este no es un relevo, es una continuidad del cambio”, insistió.

El discurso no tardó en provocar reacciones. Dentro del Pacto Histórico, su tono fue recibido como un gesto de unidad y coherencia en medio de las tensiones internas que han marcado al movimiento. En cambio, los sectores de oposición lo calificaron como el “candidato del continuismo”, e incluso lo tildaron de “Petro 2.0”.

Cepeda, sin embargo, no desconoce el peso político que carga. Sabe que llega a esta contienda con la imagen de un hombre leal al presidente, pero también con una trayectoria que lo respalda. Durante años ha sido una de las voces más firmes en la defensa de la paz, los derechos humanos y la justicia social. Su figura representa la línea más ideológica del petrismo.

El lanzamiento de su candidatura marca un punto de inflexión para la izquierda colombiana. Con el desafío de mantener el poder sin fracturas internas ni desgaste ante la opinión pública, el Pacto Histórico inicia una nueva etapa.

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Cepeda asume el reto con el sello de la continuidad y la promesa de que el cambio, iniciado hace más de una década, no se detendrá.