Indígenas de la Sierra Nevada coadministrarían el Parque Tayrona por orden presidencial


El presidente dijo que el Parque Nacional Natural Tayrona será coadministrado por los pueblos indígenas de la Sierra Nevada. La medida busca garantizar su acceso al mar y su participación activa en la defensa del territorio ancestral.

El presidente Gustavo Petro llegó hasta la Quinta de San Pedro Alejandrino con un mensaje que cambió el tono conmemorativo por uno de reparación histórica. En el corazón de una de las zonas más biodiversas del país, el mandatario ordenó iniciar el proceso para que las comunidades indígenas de la Sierra Nevada coadministren el Parque Nacional Natural Tayrona, una de las joyas ecológicas de Colombia y símbolo de lucha ancestral para los pueblos originarios.

“El Parque Tayrona tiene 573.000 hectáreas, gracias a este Gobierno que lo amplió en 173.000 hectáreas”, recordó Petro, al destacar que se trata del parque natural más grande del Caribe. Sin embargo, cuestionó la exclusión histórica de las comunidades indígenas en su manejo: “Ese gran parque es administrado por entidades blancas, respetables, pero no están las comunidades a las que ancestralmente les pertenece este territorio”.

Petro fue directo: ordenó a la ministra de Ambiente, Lena Yanina Estrada Añokazi, avanzar en un convenio de coadministración con los pueblos kogui y otras comunidades indígenas del Magdalena. El objetivo, dijo, es garantizar no solo su participación en la protección ambiental, sino también su derecho al libre acceso al mar, un elemento clave de su espiritualidad y cultura.

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La instrucción fue precisa y concreta: “Necesitamos que las comunidades originarias regulen el turismo y puedan volver a su territorio sin ser excluidas”, indicó. También solicitó a la Agencia Nacional de Tierras que avance en la entrega de predios en la desembocadura del río Don Diego, un sitio sagrado para los pueblos de la Sierra.

“Se trata de reconstruir los lazos entre la historia, el ser humano y la naturaleza”, expresó Petro, al hacer referencia al sentido espiritual y cultural del anuncio.

Más que una decisión ambiental, la propuesta se presenta como un acto de justicia con los pueblos que han habitado la Sierra Nevada mucho antes de la llegada de los colonizadores.


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