Homicidios estallaron en Ciénaga tras la visita del Ministro de Defensa


Entre las víctimas se encuentra menor de 17 años asesinado dentro de su vivienda. Autoridades investigan los homicidios.

Apenas unas horas después de que el Ministro de Defensa prometiera reforzar la seguridad en Ciénaga, Magdalena, el municipio fue sacudido por una ola de sangre y miedo. Tres asesinatos en distintos sectores, un menor de edad entre las víctimas y varios heridos en hechos aislados devolvieron a la comunidad a una cruda realidad: la violencia sigue ganando terreno.

Uno de los hechos que causó mayor conmoción en el municipio ocurrió en el barrio El Poblado. Eran cerca de las 10 de la noche cuando varios hombres armados irrumpieron en una vivienda de la calle 18 con carrera 38. Dispararon sin contemplaciones. Dentro de la casa, Izat Daniel Padilla Carbonó, un adolescente de apenas 17 años, cayó fulminado. La sangre joven, otra vez, regaba el suelo de un hogar en Ciénaga. En el mismo ataque, Héctor Julio Quintero, de 68 años, resultó herido y fue trasladado de urgencia a un centro asistencial.

Por otra parte en el centro comercial Altos de Ciénaga, en plena Troncal del Caribe, Steven Campusano Ramírez, un mototaxista fue emboscado. Dos hombres en motocicleta lo abordaron y, sin decir palabra, abrieron fuego contra él.

Steven no tuvo oportunidad de defenderse: murió en su lugar de trabajo, dejando tras de sí el desconcierto y el llanto de quienes lo conocían.

El tercer hecho de sangre ocurrió en el corregimiento de Sevillano, en las afueras de Ciénaga. Cerca del Colegio Agropecuario, Edgar Gutiérrez Ballestero, apodado «Chucho», y Edwin Polo, se movilizaban en motocicleta cuando fueron atacados por sicarios. Gutiérrez murió mientras era trasladado a la Policlínica Ciénaga; su acompañante lucha aún por su vida, bajo pronóstico reservado.

Los rostros de dolor se multiplican. La rabia también. A la comunidad le resulta incomprensible que, apenas horas después de un consejo de seguridad liderado por el propio Ministro de Defensa, la violencia haya respondido con brutalidad, como un desafío abierto a la autoridad.

Hasta ahora, las autoridades no han entregado información precisa sobre los móviles de los crímenes ni sobre los autores.

En las casas, las familias entierran a sus muertos y claman a gritos por acciones que les devuelvan algo que hoy parece cada vez más frágil: la paz.


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