En el establecimiento le aplicaron un “matrimonio”, popular mezcla de medicamentos, y cuatro días después falleció por una infección.

Un procedimiento rutinario en una droguería de Bucaramanga terminó en tragedia, cuando un hombre de 33 años falleció debido a una infección provocada por una inyección administrada sin supervisión médica.

Brayan Ojeda, residente de Bucaramanga, acudió a una droguería para recibir una inyección intramuscular de diclofenaco con dexametasona, medicamentos comunes para aliviar los síntomas de la gripe.
Sin embargo, lo que parecía un tratamiento sencillo derivó en un desenlace fatal.

Según el informe de Medicina Legal, la causa de su muerte fue una «fascitis necrosante fulminante y síndrome de shock tóxico», ambas condiciones provocadas por la aplicación de la inyección.

Dos días después de la aplicación, Brayan comenzó a sentir un dolor intenso en la pierna donde recibió la inyección.

Preocupados por su estado, sus familiares lo trasladaron a un hospital, donde se confirmó que había contraído una grave infección causada por la bacteria Streptococcus pyogenes, conocida como la “bacteria come carne”.

A pesar de los esfuerzos médicos, el joven no sobrevivió.

Las autoridades sanitarias han reiterado la necesidad de consultar siempre a un médico antes de recibir cualquier tratamiento, especialmente inyectable, para evitar consecuencias fatales.