
Harto de la ‘vacuna’, comerciante citó a extorsionistas y los mató con una bomba
Cinco presuntos extorsionadores murieron tras la explosión provocada por un comerciante que, cansado de meses de amenazas y pérdidas económicas, los enfrentó dentro de su propio local en el Cercado de Lima.
Cinco hombres murieron atrapados en un incendio tras una explosión dentro de un local comercial. Según las primeras investigaciones, no fue un accidente: el dueño del negocio había colocado un artefacto explosivo para enfrentar a quienes lo extorsionaban desde hacía meses. El hecho sucedió en el Cercado de Lima, Perú.
El plan fue calculado. El comerciante habría citado a los presuntos delincuentes con la promesa de entregarles dinero, los retuvo en el establecimiento y activó el explosivo. Cámaras de seguridad registraron escenas de pánico segundos antes de la detonación que desató el fuego fatal.
Un comerciante acorralado
Los reportes preliminares señalan que el comerciante había recibido amenazas de muerte contra él y su familia, además de sufrir pérdidas económicas que lo llevaron al límite. Vecinos aseguran que, pese a las denuncias, nunca tuvo respuestas eficaces de las autoridades.
“El hombre estaba desesperado, ya no veía salida. Aquí la policía pasa, pero el crimen sigue”, contó un residente que prefirió no dar su nombre.
El comerciante también resultó herido por la explosión y fue trasladado a un hospital, donde permanece bajo vigilancia policial. La Fiscalía peruana abrió una investigación para determinar si se trató de un acto de legítima defensa o un delito de homicidio agravado.
Extorsión en aumento
La conmoción por este hecho refleja una problemática creciente: el aumento de las extorsiones en Lima y otras ciudades del país. Comerciantes denuncian que son víctimas constantes de bandas que exigen pagos bajo amenazas, incendiando negocios o atentando contra quienes se niegan a ceder.
“Si uno no paga, lo matan. Y si paga, igual vuelven a cobrar. Estamos indefensos”, expresó un comerciante de la misma zona.
Autoridades bajo presión
Tras el incidente, la Policía Nacional reforzó la seguridad en la zona y la Fiscalía recopiló pruebas para establecer responsabilidades. Sin embargo, para los comerciantes del Cercado de Lima, la desconfianza hacia el Estado persiste.
“Hoy fue un explosivo, mañana puede ser otro vecino con un arma. No queremos vivir con miedo ni tampoco hacernos justicia solos”, dijo una comerciante que pidió reserva de identidad.
El comerciante que activó el explosivo permanece entre la vida y la muerte en un hospital, bajo custodia. Cinco presuntos extorsionadores murieron en su local y el barrio aún respira humo de la tragedia.
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Más allá de la investigación penal, el hecho pone frente a frente dos realidades: un crimen organizado que avanza sin control y un Estado que no logra garantizar seguridad. En medio de ese vacío, los ciudadanos quedan atrapados entre la extorsión y la tentación de tomar la ley por sus propias manos.
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