
Gobernación declara calamidad pública por amenaza de erosión en varios puntos del departamento
La decisión busca anticiparse a una posible emergencia ambiental y social que pone en riesgo la conectividad y la seguridad de comunidades costeras y ribereñas. El mar y el río siguen devorando terreno en el kilómetro 19, Salamina y Sitionuevo.
El panorama en el Magdalena es preocupante. En varios puntos del territorio, el mar y el río están ganando terreno, y con ellos se van las playas, las carreteras y la tranquilidad de cientos de familias. La situación obligó al gobierno departamental a tomar medidas drásticas: declarar la calamidad pública a prevención para atender el acelerado proceso de erosión costera y fluvial que amenaza la estabilidad ambiental y social del departamento.
El anuncio se dio tras una reunión del Comité Departamental de Gestión del Riesgo, encabezada por la gobernadora encargada, Ingris Padilla, con la participación de entidades nacionales y locales como Invías, IDEAM, Corpamag, Promigas, la Cruz Roja, la Defensa Civil, el Cuerpo de Bomberos y la Policía Departamental.
Durante el encuentro, las autoridades coincidieron en que el deterioro de la zona es inminente. En el kilómetro 19 de la vía que conecta a Santa Marta, el mar ha devorado más de 70 metros de playa, poniendo en jaque la infraestructura vial. Mientras tanto, en Salamina y Sitionuevo, el río Magdalena continúa socavando el terreno y amenazando con aislar comunidades enteras.
“Trabajar a prevención ha sido una de las consignas de este modelo de Gobierno. Hemos hecho seguimiento desde el terreno y sostenido mesas de trabajo con los actores involucrados para dar soluciones estructurales”, señaló la Secretaría de Ambiente, Gestión del Riesgo de Desastres y Cambio Climático.

Las acciones a implementar
La declaratoria permitirá canalizar recursos, coordinar esfuerzos institucionales y activar planes de respuesta inmediata ante posibles eventos naturales que agraven la situación. Además, las entidades acordaron ejecutar obras de mitigación, recuperación y adaptación, para evitar que el daño avance.
Sin embargo, más allá de los decretos, la realidad ambiental del Magdalena se impone con fuerza. Cada temporada de lluvias o de mar de leva deja nuevas heridas en el territorio. La erosión, antes vista como un fenómeno natural, se ha convertido en una amenaza constante para la conectividad, la economía y la seguridad de las comunidades costeras y ribereñas.
Con esta declaratoria, el departamento no solo busca atender la emergencia, sino avanzar hacia un plan integral de manejo ambiental y territorial que permita enfrentar los desafíos del cambio climático y proteger el futuro de sus habitantes.
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