Fue atacado por dos delincuentes en moto cuando llegaba a su vivienda. Intentó evitar que le robaran una cadena y un brazalete de oro, y uno de los ladrones le disparó. El caso no terminó en tragedia porque el arma utilizada era traumática.

A Omar Camargo Racines, funcionario de Migración Colombia, le dispararon frente a su casa por no dejarse robar. Así de simple y así de violento: dos delincuentes en moto lo interceptaron cuando se bajaba de su carro en Taminaca 2, lo rodearon y, en medio del forcejeo por una cadena y un brazalete de oro, uno de ellos jaló el gatillo.

De acuerdo con las primeras versiones, los ladrones habrían seguido al funcionario hasta la cuadra. El parrillero bajó armado, lo intimidó y, cuando Camargo se resistió, se desató un enfrentamiento cuerpo a cuerpo que escaló en segundos. El delincuente no dudó: apuntó directo y le disparó varias veces.

La tía del funcionario, que presenció la agresión desde la puerta, intentó intervenir, pero el atacante la encañonó para impedirle acercarse. La mujer quedó paralizada, gritando desesperadamente por ayuda mientras veía a su familiar forcejar con el ladrón.

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En medio de ese caos, el delincuente volvió a accionar el arma, hiriendo a Camargo antes de subirse a la moto y huir junto a su cómplice. Solo entonces los vecinos corrieron a auxiliar al funcionario, que quedó malherido sobre el pavimento.

Camargo fue trasladado a un centro asistencial, donde permanece bajo observación porque los tiros de arma traumática los recibió en la pierna y el pie.

La Policía Metropolitana de Santa Marta ya investiga el caso y analiza si los atacantes venían siguiéndolo o si fue un asalto selectivo. Aunque los disparos provenían de un arma traumática, el impacto y la violencia del ataque reavivan las alarmas por los hurtos armados que no dan tregua en la ciudad.