La tragedia ocurrió en la madrugada del 31 de mayo en el sector de El Yucal. Pablo Manrique fue arrollado por un vehículo que, según testimonios, invadió su carril a alta velocidad. La familia señala públicamente a Javier Camilo Torres Barros como el presunto responsable y denuncia encubrimiento.

El dolor de perder a un hijo, hermano o padre es irreparable. Y más aún cuando la muerte llega de forma violenta, injusta y queda en la impunidad. Eso es lo que hoy enfrenta la familia de Pablo Manrique de 56 años, quien murió arrollado por un carro cuando se movilizaba en su motocicleta por el sector de El Yucal, en Santa Marta, la madrugada del pasado 31 de mayo.

La escena del accidente dejó destrozada no solo la moto de Pablo, sino también la tranquilidad de una familia que hoy clama justicia.

Los hechos, según denuncias públicas, involucran directamente a Javier Camilo Torres Barros, señalado por los familiares como el conductor del vehículo que habría invadido el carril contrario a alta velocidad y presuntamente bajo efectos del alcohol.

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Hay indignación y rabia. Según los testimonios recogidos por la familia, y con base en material visual que aseguran tener como prueba, Torres Barros no solo fue el responsable del choque, sino que huyó del lugar y permitió que otra persona —en aparente estado sobrio— se hiciera pasar como conductor, con el supuesto apoyo de algunos funcionarios de tránsito.

“Esto no puede quedar así. Nosotros no vamos a descansar hasta que se haga justicia”, expresó un familiar durante una intervención pública, en la que también agradecieron a la Alcaldía de Santa Marta por unirse a su llamado y pedir una investigación rigurosa.

Pero lo que más enciende la indignación es que, al parecer, no sería la primera vez que Torres Barros se ve involucrado en un hecho similar. Un video que circula en redes sociales lo mostraría en una situación parecida, en compañía de amigos, lo que refuerza la sospecha de un patrón de conducta temeraria al volante.

La familia insiste en que hay encubrimiento y falta de voluntad por parte de las autoridades para esclarecer lo ocurrido. Denuncian que se les han negado detalles clave del caso, lo que consideran una revictimización.

Mientras tanto, el dolor de la pérdida se convierte en fuerza para exigir verdad. Pablo Manrique no regresará, pero sus familiares están decididos a que su muerte no quede en el olvido ni sin responsables.