Familia acusa a clínica de Ciénaga de negligencia médica que le costó la pierna a un niño


Un menor de 13 años terminó amputado tras un accidente de tránsito, pero su familia asegura que fue la mala atención en la Policlínica de Ciénaga lo que le costó la extremidad. La denuncia, respaldada por el reporte de una clínica en Santa Marta, pone en tela de juicio el actuar del cuerpo médico.

Cuando el niño fue impactado por una tractomula en la vía entre Fundación y Ciénaga, su familia temió lo peor. Pero lo que nunca imaginaron fue que lo más grave no sería el accidente, sino lo que vendría después. No fue el golpe, ni la fractura, ni el dolor. Fue la espera, la desatención, la falta de rigor médico… fue la negligencia.

Ese 17 de julio, el menor de 13 años fue trasladado con urgencia a la Fundación Policlínica de Ciénaga. Iba acompañado de su padre, también herido en el siniestro vial. El niño tenía una pierna comprometida, pero estaba consciente. Hablaba, lloraba, pedía que no lo dejaran solo. La familia confiaba en que los médicos harían lo suyo.

Lo que ocurrió dentro de ese centro de salud, según la denuncia de los familiares, es una cadena de errores que terminó con un diagnóstico demoledor: amputación. Pero no por el accidente, sino por la atención deficiente que recibió durante las horas más críticas.

“El médico dijo que tenía el ojo de la experiencia y que había que amputar. Ni siquiera le hicieron una radiografía”, relata Laura, hermana del menor. La madre, al enterarse, se opuso de inmediato. Exigió una evaluación más completa. Pero el centro médico no contaba con los equipos ni con un protocolo claro para casos como este. Aun así, lo retuvieron allí por casi 19 horas.

“No fue solo una falta de recursos, fue una falta de humanidad”, agregó la hermana, visiblemente afectada. La espera fue eterna. La angustia crecía mientras el niño seguía en la camilla, sin un tratamiento certero, con la pierna cada vez más comprometida. Solo gracias a la presión de la familia, con apoyo de Bienestar Familiar y la Policía de Infancia y Adolescencia, se logró un traslado voluntario a la ciudad de Santa Marta. El costo, por supuesto, corrió por cuenta de ellos.

Ya en la Clínica La Bahía, los médicos actuaron con urgencia. Pero era tarde. El tejido estaba necrosado, el riesgo era alto y la amputación era inevitable. “Nos dijeron que la pierna se habría podido salvar si el tratamiento inicial hubiese sido el adecuado”, explica Laura. Y lo que encontraron los cirujanos en la herida dejó a todos estupefactos: restos de tela y hasta cortinas dentro de la zona afectada. “Eso es criminal”, dijo la madre entre sollozos.

Familia pide justicia

La familia no solo perdió una extremidad. Perdió la tranquilidad, la confianza en el sistema de salud local, y parte del futuro de un niño que soñaba con jugar fútbol. “No lo tratamos como un paciente, lo tratamos como una víctima”, aseguró un médico de Santa Marta, que prefirió no ser citado.

Ahora, los familiares exigen respuestas. Piden investigaciones, sanciones, medidas urgentes. Responsabilizan al cuerpo médico y a la dirección de la Policlínica por haber actuado con “ligereza y desdén”. Lo hacen con el respaldo del reporte médico que recibieron en Santa Marta y con la certeza de que ese niño merecía una oportunidad real.

“Él tenía vida, tenía esperanza, tenía fuerza. Lo que no tuvo fue atención. No se puede permitir que un niño sea tratado con tal irresponsabilidad. No solo perdió una pierna, le arrebataron parte de su futuro”, finalizó Laura, con la voz firme pero quebrada por el dolor.


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