Estaba jugando cartas y lo mataron por una extorsión que no pagó su hermano


El hombre fue asesinado a bala en el barrio Bellavista, Malambo. Según su familia, no tenía vínculos con la amenaza que desencadenó el ataque. El barrio Bellavista de Malambo amaneció sumido en la consternación.

En la noche del martes, Rodrigo Cataño Márquez fue asesinado a sangre fría mientras jugaba cartas con sus amigos, en una esquina cercana a su vivienda. Tenía 39 años y, de acuerdo con su familia, nada lo vinculaba con las extorsiones que habían puesto en riesgo a su hermano.

La familia Cataño asegura que la tragedia fue el desenlace de una amenaza recibida días antes:

“Si no pagas, atacamos a tu familia”, le dijeron a su familiar unos días antes. Los delincuentes cumplieron su advertencia.

Rodrigo se convirtió en blanco de un ataque dirigido, no por sus actos, sino por la incapacidad de su hermano de responder a las exigencias de los extorsionistas.

El ataque en plena partida

Testigos relatan que Rodrigo compartía una partida de cartas con conocidos cuando un hombre se acercó como espectador. En cuestión de segundos, desenfundó un arma y le disparó en dos ocasiones, sin pronunciar palabra a Rodrigo quien como era una persona sana estaba totalmente tranquilo y desprevenido.

El sicario huyó corriendo, dejando a la víctima tendida en el suelo. Los amigos reaccionaron con desesperación. Lo trasladaron a toda prisa a una clínica cercana, pero los esfuerzos médicos fueron en vano: Rodrigo llegó sin signos vitales.

Un hombre trabajador, una víctima inocente

Vecinos y allegados describen a Rodrigo como un hombre honesto y trabajador, dedicado a llevar el sustento a su familia. Nadie en Bellavista lo señalaba por tener problemas o deudas.

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Para su comunidad, la única “falta” que lo condenó fue ser hermano del verdadero objetivo de la amenaza.

“Lo mataron injustamente, él no tenía nada que ver con eso”, expresó un familiar en medio del dolor.

El crimen ha dejado en evidencia el drama que viven muchas familias bajo el yugo de la extorsión. En este caso, el cobro ilegal cobró la vida de un inocente, sembrando miedo en un barrio donde el silencio y la desconfianza se apoderan de cada esquina.

La Policía abrió una investigación para dar con los responsables.


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