Estaba feliz de conseguir trabajo de vigilante y lo mataron en su primer día


El hombre de 32 años, regresó a su tierra natal con la ilusión de recomenzar junto a su hija. Sin embargo, la noche en que iniciaba su primer turno en el barrio La Nevada fue asesinado a bala en un ataque sicarial que las autoridades vinculan con presuntas amenazas de extorsión.

Después de varios años en Bogotá, Jonathan Leonardo Quiroz Páez decidió regresar a Valledupar. Tenía 32 años, una hija de siete y una esperanza: volver a estar cerca de los suyos. En la capital había trabajado como vigilante, aprendiendo el oficio y soñando con una vida más tranquila. Pero la distancia y la soledad lo convencieron de regresar al barrio donde creció para empezar de nuevo.

Un amigo le consiguió empleo en un centro comercial del barrio La Nevada, al oriente de la ciudad. Era su primer día de trabajo y Jonathan lo asumió con entusiasmo. Llegó puntual, vestido con su uniforme nuevo, saludó a los compañeros y habló de lo que significaba esta nueva oportunidad. No imaginaba que esa noche su vida se apagaría de forma violenta.
A las pocas horas de iniciado su turno, dos hombres a bordo de una motocicleta dispararon contra varias personas frente al establecimiento. En medio del caos, una de las balas impactó a Jonathan. Testigos corrieron a auxiliarlo y lo trasladaron al hospital, pero los médicos confirmaron lo peor: había muerto.

Su familia, que días antes lo había recibido con alegría, hoy enfrenta la devastación. Su madre no encuentra consuelo, y su pequeña hija sigue preguntando por él sin entender que su padre ya no volverá.

De acuerdo con las primeras investigaciones, el local donde trabajaba Jonathan habría sido objeto de amenazas de extorsión. Las autoridades del Cesar investigan si el ataque estaría relacionado con el cobro de “vacunas” por parte de bandas criminales que intimidan a comerciantes y empleados del sector.

“Estamos revisando cámaras de seguridad y tomando declaraciones. No se descarta ninguna hipótesis”, aseguró un vocero de la Policía.

El crimen ha causado indignación en el barrio La Nevada, donde vecinos y comerciantes aseguran vivir bajo el miedo constante. “Aquí uno trabaja con el corazón en la mano. La gente buena es la que termina pagando las consecuencias”, dijo un residente.

Jonathan apenas estaba comenzando una nueva etapa. Había regresado para estar con su hija, para dejar atrás la soledad de Bogotá y construir algo mejor.


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