Esta fue la razón por la que Petro rechazó la Gran Cruz de Bastidas que le otorgarían en Santa Marta


El presidente Gustavo Petro se negó a recibir la distinción del Concejo de Santa Marta por el nombre que lleva: asegura que Rodrigo de Bastidas representa la colonización y el genocidio indígena.

El presidente dijo “no” a una condecoración emblemática

El pasado 29 de julio, como es tradición en el marco de la conmemoración de la fundación de Santa Marta, el Concejo Distrital preparó un acto solemne para entregar la Gran Cruz de Bastidas, su máxima distinción, a ciudadanos y personalidades que han aportado significativamente al desarrollo de la ciudad.

Entre los nombres seleccionados para recibir el reconocimiento este año estaba el del presidente de la República, Gustavo Petro.

La inclusión del mandatario buscaba resaltar su reiterado respaldo a la ciudad, evidenciado en múltiples intervenciones públicas, así como en proyectos de inversión y su amor expresado a estas tierras que llama el corazón del mundo.

Sin embargo, a la esperada ceremonia Petro no asistió ni aceptó la condecoración. La decisión generó sorpresa entre concejales y autoridades locales, quienes veían en el acto una muestra de gratitud institucional hacia el jefe de Estado.

“No reconozco más cruz que la de Jesús”

Este lunes, durante unas declaraciones en su cuenta de X sobre la grave situación que enfrentan los barrios afectados por las lluvias, el presidente aprovechó para explicar las razones por las que rechazó el homenaje.

“Me llevaban solo a una misa donde me entregarían la cruz de Bastidas. Y yo no reconozco más cruz que la de Jesús, que nunca sería un conquistador”, dijo el mandatario, atacando una vez más la figura histórica de Rodrigo de Bastidas, fundador de Santa Marta en 1525.

Petro fue enfático al señalar que no podía aceptar una condecoración que lleve el nombre de un personaje que, según él, simboliza la violencia de la conquista sobre los pueblos originarios.

La historia detrás del rechazo

Rodrigo de Bastidas, fundador de Santa Marta, es considerado por algunos sectores como el pionero del urbanismo en América continental, pero para el presidente representa un periodo oscuro de exterminio, dominación y despojo a las comunidades indígenas que ya habitaban estas tierras antes de la llegada de los españoles.

Sus palabras desataron una ola de reacciones. Mientras algunos sectores aplaudieron su postura como un acto de coherencia política y reivindicación histórica, otros consideraron que fue un desaire a las instituciones locales y al simbolismo de la fecha.


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